EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

¿Países pobres? o pobres países

ADELA CELORIO

"La clave del éxito de muchos multimillonarios de los países pobres, es el Estado, no el mercado. Países como China, Brasil, India, México, producen muchos megamillonarios, y examinando quiénes son y cómo han hecho sus fortunas, resulta que en esos países pobres; estar cerca del Gobierno es la ruta más segura para llegar a aparecer en la lista de Forbes" (Nota del diario español "El País" 13 de marzo 2011).

Y pensar que en mi familia siempre se practicó una grosera discriminación hacia los políticos, porque según la idea del escritor Ricardo Garibay que mi padre compartía de buena gana, "son el escalón más bajo de la humanidad". ¡Caray! que grave error. Con razón nos la hemos pasado sorteando las crisis, cuidando los centavos: si pago la luz se me acaba, si pago la tarjeta de crédito, se me acaba... Haciendo toda clase de malabares para no desbarrancarnos de una decorosa clase media, a otra más onerosa.

¿Sabía usted que los que necesitan vivir a crédito pagan un 42% de interés anual? Definitivamente papá estaba equivocado y hemos vivido en el error. Figúrese usted que hace ya muchos años, esperaba en el consultorio de mi ginecólogo cuando percibí la conmoción: alguien llamó a una paciente (al teléfono del consultorio porque por entonces ni soñábamos con los celulares) para pasar la noticia todavía caliente, de que Don Luis Echeverría acababa de "destapar" a José López Portillo; con lo que prácticamente lo designaba su sucesor. Por entonces (¿o acaso todavía?) estar emparentado o encompadrado con el futuro presidente era como pegarle al gordo de la lotería. ¡Ya la hicimos! Mi marido es asistente de López Portillo, nos informó visiblemente emocionada una joven mujer que esperaba también su consulta. Y sí, la hicieron. Poco tiempo después me enteré de que se había mudado de su modesto departamentito a una lujosa residencia en Jardines del Pedregal. Que su marido había sido nombrado asesor de Doña Carmen Romano para la dirección del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, y que ella había conseguido colocarse como asistente de la primera dama. Fue así como empezaron los frecuentes viajes a Europa, los fines de semana en Las Vegas y los autos de lujo.

Pero como dice le Filósofo de Güémez, todo exceso es demasiado, y alguien me contó que por ahí del cuarto año del mandato de López Portillo, que aunque se caracterizó por los dispendios, lujos y caprichos, del presidente, de su esposa, hijas, y hermanas hiperabusivas; el hecho de que la parejita de asistentes presidenciales invitaran a sus patrones al Hipódromo de Las Américas a conocer su recién adquirida cuadra de caballos de pura raza; resultó excesivo.

Me contaron que Doña Carmen empalideció de la envidia, y que después una discusión bastante acalorada y altisonante, ambos asistentes fueron despedidos. Que yo sepa, no han vuelto a dar golpe, pero desde entonces, como en los cuentos, ellos, sus hijos y sus nietos han sido ricos y felices para siempre.

Bien lo dijo Don Ernesto Sábato en su iluminador ensayo "La Resistencia" (Editorial Seix Barral). "Casi no hay individuo que tras su paso por el poder no haya cambiado en apenas unos meses, un modesto departamentito por una lujosa mansión con entrada para fabulosos autos. Impunidad y corrupción se instalaron hace ya muchos años en nuestra sociedad y hoy forman parte de una realidad a la que acabamos acostumbrándonos".

El enriquecimiento de expresidentes, exgobernadores y de casi todo aquel que haya ostentado aunque sólo sea un cachito de poder; ya no sorprende a nadie. Además, sus fortunas son mendrugos comparadas con las que amasan los megamillonarios mexicanos de quienes la revista Forbes señala: "Fortunas amasadas a la sombra del Estado y no del mercado".

Aprovechamiento de concesiones gubernamentales monopólicas como la telefonía o la televisión; en las que los usuarios somos cautivos obligados a aceptar lo que nos den y a pagarlo al precio que nos impongan. Y como no se trata de concesiones democráticas ni sexenales, una vez afianzadas a ver quién es el valiente que se las revoca.

Ahora que lo bueno de estos megamillonarios (todo tiene su lado bueno) es su genuino interés por la filantropía, las magníficas fiestas que organizan con propósitos humanitarios, y su empeño en acabar con los pobres del país. Lástima que a esos ricototes celosamente resguardados por sus escoltas no puedo ni acercarme. Lo que tal vez todavía pueda yo hacer, es afiliarme a algún partido político con ciertas posibilidades, y ponerme a disposición del candidato presidencial. Yo asistente, yo secretaria... no sé, algo. Nunca se sabe y como me dice una amiga, es como comprar boletos para una rifa: a lo mejor te sacas el premio.

Adelace2@prodigy

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 612367

elsiglo.mx