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PALABRAS DE PODER

EL AMOR VERDADERO ENALTECE LA VERDAD

JACINTO FAYA VIESCA

¡Siempre me has dicho - le dice el Aprendiz a su amigo el Sabio -, que Shakespeare ha sido uno de los más profundos conocedores del ser humano! Por favor, explícame los pensamientos del personaje Proteo que aparece en la obra de Shakespeare, titulada, "Los dos caballeros de Verona".

Me refiero, amigo, dijo el Aprendiz, a esta afirmación de Proteo: "¿Qué, se ha ido sin una palabra? Sí, así debería obrar el amor verdadero. No puede hablar, pues la verdad más se enaltece con hechos que con palabras".

¡Muy buena tu pregunta!, le respondió el Sabio. Para Proteo, el amor verdadero no es una cuestión de palabras, sino de obras, de hechos. Lo mismo sucede con la verdad, la que enaltecemos con hechos, mucho más que con palabras.

¿Entonces, las palabras no cuentan en cuestiones de amor y de la verdad?, le preguntó el Aprendiz a su amigo. ¡Por supuesto que las palabras cuentan, siempre y cuando respondan a un amor verdadero o a una verdad que se afirma!

En cuestiones de "amor verdadero", siguió hablando el Sabio, recuerda un refrán de prestigio mundial: "Obras son amores y no buenas razones". Las palabras más bellas del mundo pueden ser verdaderas o falsas en relación a "un amor verdadero". En cambio, las obras, la conducta y los hechos, hablan por sí mismos. No necesitan de palabras que defiendan a los hechos que demuestran amor.

¡Cierto, amigo!, le respondió el Aprendiz. Ahora entiendo el valor del refrán: "Amor con amor se paga". No podemos pagar el amor que nos dan con meras palabras, cuando podríamos pagarlo con amor. El gran Cicerón de la Roma Antigua lo expresó muy bien: "Nada es difícil para el que ama". ¡Y qué decir, del refrán popular: "El amor todo lo puede"!

Ahora te explicaré, - le dice el Sabio al Aprendiz -, la contundente frase de Proteo que sentencia: "No puede hablar, pues la verdad más se enaltece con hechos que con palabras". En la Roma Antigua - le explica el Sabio a su Amigo -, gozaba de una gran prestigio una máxima que después de más de dos mil años se usa en múltiples escenarios personales y de la vida social. La máxima de Roma decía: "Ante hechos, no hay argumentos".

¡A la verdad hay que enaltecerla, amigo! le aconsejó el Sabio al Aprendiz. Y solamente enaltecemos una verdad, una persona o un hecho, cuando exaltamos con la mayor estimación esa verdad, persona o hecho.

¡Podemos exaltar la verdad con palabras - dice el Sabio -, y esto a veces es indispensable, pero la mayor estimación y dignidad está reservada a los "hechos"! Recuerda, amigo, lo que está escrito en la Biblia: "La verdad os hará libres", o bien, lo que escribió San Agustín: "Negar la verdad es un adulterio del corazón".

Una última pregunta quiero plantearte - le dijo el Aprendiz a su amigo -. En la misma obra de Shakespeare, "Los dos caballeros de Verona", Proteo se dirige al personaje Valentino y le dice: "Cesa de lamentarte por lo que no puedes remediar y busca remedio para tus lamentos". ¿Me puedes explicar el alcance de Shakespeare en este pensamiento expresado por Proteo?

Con mucho gusto, le contestó el Sabio a su amigo. En una de sus obras, Shakespeare afirma por medio de un personaje, que si en medio de una durísima adversidad, el cielo (el firmamento) se le viniera encima, él lo detendría con la punta de su espada. Shakespeare era enemigo de que los seres humanos se dejaran abatir por los infortunios que le sucedieran. La personalidad activa y optimista de Shakespeare no le permitía morar lastimeramente en sus infortunios y sufrimientos.

Dice Proteo - siguió hablando el Sabio -, "Cesa de lamentarte por lo que no puedes remediar..." ¿Cuántas veces únicamente nos lamentamos en virtud de que el lamento nos sirve de consuelo?

Y además, recuerda - le siguió hablando el Sabio al Aprendiz -, que si insistimos en morar y ensanchar lo que no podemos remediar, estaremos provocando que otros males nos acompañen. ¡No se trata de no sentir nuestros infortunios, pero tampoco debemos dejarnos arrebatar por ellos!

Con todo lo que me has dicho, amigo - le dijo el Aprendiz al Sabio -, qué valioso sería para la vida de cada uno de nosotros, entender y aceptar que las personas queremos ciertas cosas, pero como dijo el inmenso poeta de la Roma Clásica, Virgilio, "Los dioses lo quisieron de otra manera". Voy a tomar también como divisa amigo - le dijo el Aprendiz al Sabio -, el profundo pensamiento del poeta clásico de la Roma Antigua, Horacio, quien escribió: "La paciencia hace más llevadero aquello que no tiene enmienda".

jacintofayaviesca@hotmail.com

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