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PALABRAS DE PODER

El sentido común

POR JACINTO FAYA VIESCA

CONTAMOS CON TODO PARA RESOLVER NUESTROS PROPIOS CONFLICTOS EMOCIONALES

Es incuestionable que la gran mayoría de los seres humanos pasaremos durante toda nuestra vida por etapas emocionales difíciles; y un buen porcentaje continuamente estaremos luchando contra conductas, pensamientos y sentimientos destructivos.

Y no estamos hablando de perturbaciones emocionales muy graves, sino las que nos son comunes a todos: preocupaciones de todo tipo, estrés, ocasionales relaciones interpersonales dañinas, depresión, ansiedad, pérdidas de seres queridos, etcétera.

Ante todos estos tipos de problemas que nos causan sufrimientos emocionales, ¿podemos nosotros mismos resolver o disminuir considerablemente esos sufrimientos emocionales?, ¿o será necesario la ayuda de un profesional de las salud mental?

La larga evolución del ser humano por milenios ha dado pruebas contundentes de que la gran mayoría de los conflictos emocionales los han resuelto los hombres y mujeres por sí mismos. Hay un "mito" muy extendido en el sentido que la persona que pasa por algún tipo de conflicto emocional, no puede resolverlo por sí misma. En ciertos tipos de conflictos graves cuando ya están implicados factores médicos, solamente un médico especializado en salud mental es el único que debe de intervenir.

Pero en la gran mayoría de los casos, nosotros mismos contamos con las herramientas para solucionar nuestros sufrimientos emocionales. La columna vertebral del "mito" de que somos incapaces de resolver nuestros conflictos, consiste en que pensamos que los disturbios emocionales están más allá de nuestra comprensión y solución. Esto es totalmente falso, pues de hecho, de una manera u otra, los seres humanos nos enfrentamos a lo largo de nuestra existencia con una gran cantidad de problemas que en gran parte los resolvemos eficazmente.

Para poder solucionar nuestros propios problemas sin la necesidad de acudir a un profesional de la salud mental, lo primero que necesitamos es darnos "plenamente cuenta" que contamos "todos" con el "sentido común". Es casi un dogma, la falsa aseveración de que el "sentido común" es el "menos común de los sentidos". La historia universal nos brinda irrefutables pruebas de que el ser humano en todas las latitudes del mundo ha sorteado con éxito la gran mayoría de sus problemas personales.

Si creemos firmemente que contamos con una gran cantidad de factores a nuestro favor para solucionar nuestros conflictos, todo lo demás será relativamente simple.

El genial psiquiatra norteamericano Allport en 1968 declaró: "Como en la ayuda profesional -y aquí incluyo la psiquiatría, el ministerio eclesiástico, el trabajo social, la psicología aplicada y la educación- por medio de nosotros podemos recuperar algo del sentido común que parece haberse perdido por algún lado".

Lo que debe de sorprendernos es que existiendo tantos problemas en las sociedades de nuestros días (crímenes, discriminación de todo tipo, pobreza, violencia en las calles, drogadicción, divorcios, etcétera), aún así, las sociedades humanas siguen en pie en todo el planeta, y las personas en lo individual somos capaces de funcionar bastante bien. Pero es que no nos damos cuenta que de una manera u otra aplicamos nuestro "sentido común", aunque no en la forma tan efectiva como podríamos hacerlo.

Por ejemplo, esforzarnos por concretar nuestro conflicto con la mayor precisión posible; dividir nuestro conflicto en tantas partes como sea necesario, tal y como genialmente lo explicó René Descartes en su mundialmente famosa obra El Discurso del Método; analizar la verdadera magnitud de la dificultad en las que estamos implicados; detenernos en nuestras reacciones emocionales, a fin de evaluar si realmente corresponden a los "hechos objetivos", o si dichas reacciones son una consecuencia de nuestras afiebradas fantasías y miedos no fundados en la realidad; ver hasta dónde nuestras reacciones emocionales no son más que la derivación de nuestras exageraciones, y no reacciones apoyadas en pruebas y hechos concretos.

Contamos con nuestro sentido común intacto, con nuestra capacidad para observar la realidad al esforzarnos en separarla de nuestros miedos, y aplicar las palabras correctas a nuestro conflicto, palabras que correspondan a la magnitud "real" del problema, y no más. Como este tema es interesantísimo, con alguna frecuencia lo estaremos analizando en posteriores columnas.

jacintofayaviesca@hotmail.com

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