LA NUEVA FASE 'LÍQUIDA' EN LA SOCIEDAD MODERNA
En las naciones ricas como Estados Unidos, en países en vías de desarrollo y en naciones como México con 50 millones de pobres - 10 millones que viven en el bienestar y 54 millones con ingresos medios - se está viviendo de una manera completamente nueva y diferente.
Los países más ricos del mundo como Estados Unidos, Japón, Alemania, Inglaterra, Francia e Italia, así como países muy desarrollados, están viviendo en un desconcierto y confusión total: sus gobiernos, organizaciones económicas, organizaciones sociales y culturales, se están destruyendo. Los individuos de esas naciones rechazan a sus tradicionales instituciones, y las decisiones de los individuos nada tienen que ver con sus tradiciones y costumbres. Esto mismo ya lo está viviendo la nación mexicana.
El sociólogo polaco, Zygmunt Bauman, inventó el concepto de fase "líquida", para definir el fenómeno del paso de instituciones y costumbres "sólidas" de la sociedad moderna, a una nueva forma de vida "líquida" que rechaza las organizaciones fuertes que venían ordenando la vida política y económica de las naciones.
Desafortunadamente, estas nuevas maneras de vivir en una fase "líquida", no dan el tiempo suficiente para saber si podrían llegar a ser estructuras sólidas. Lo "líquido" de estas incipientes instituciones pide nuevos cambios de vivir en sociedad, de producir bienes y servicios y de relaciones entre las personas.
Desde la formación como nación independiente de los Estados Unidos, y después, con la Constitución Norteamericana de 1789 aprobada en Filadelfia, los Estados Unidos dieron al mundo la primera Constitución Política de carácter "nacional". Por su parte, la Revolución Francesa sembró para todo Occidente, las bases de las modernas y sólidas instituciones políticas y económicas.
El Estado moderno se distinguió esencialmente por dos factores: el "poder" radicaba en las instituciones del Estado de cada nación; y la "política" la ejercían las instituciones de cada Estado.
La política y el poder residían en las instituciones públicas de una nación. Esta es la fase "sólida" de la sociedad moderna. Hoy en día, en la propia Francia, cuna de la revolución, y en los Estados Unidos, forjador de la primera Constitución "nacional" en el mundo, la "política" y el "poder", ya no residen en el Estado francés ni en el Estado norteamericano.
Estas dos naciones han estado destruyendo sus instituciones sólidas, para dar entrada a formas líquidas de vivir el poder, la política, la economía y las nuevas costumbres sociales.
En la crisis económica de los Estados Unidos que reventó en el año 2008, presenciamos que el control de la riqueza nacional no estaba guiado ni controlado por el Congreso de ese país ni por la Reserva Federal. La economía de los Estados Unidos "quebró" por el hecho de que las "políticas económicas" estaban dirigidas por grupos privados inmensamente ricos, que no obedecían a los intereses de la nación, sino a sus intereses particulares.
Igualmente, el "poder económico" no lo detentaban las instituciones del Estado norteamericano, sino esos mismos grupos de particulares, guiados por su inmenso poder político, su codicia y demente especulación económica. La nación norteamericana despertó de su horrenda pesadilla, dándose cuenta que el "poder" y la "política", estaban en otras manos, y no en las de las instituciones del Estado.
Estados Unidos desplomó a decenas de economías de Europa, Asia y América. Perdieron los estadounidenses millones de empleos, y su fragilidad económica es una bomba de tiempo que aún amenaza al mundo entero.
¿Qué fue lo que sucedió? Que instituciones "sólidas" como la Reserva Federal, el Congreso, y la Presidencia de la República de ese país, no detentaban ni la política ni el poder económico. Ese gobierno empezó a dejar en manos de grandes y poderosísimos grupos de particulares, el manejo de la política y de la economía norteamericana.
Ese fenómeno de los Estados Unidos lo están viviendo las economías de la Unión Europea: España padece más del 20 por ciento de desempleo; Grecia está en bancarrota y con disturbios sociales muy peligrosos; en Francia se dan protestas en las calles; los países de la Unión Europea crecen económicamente de manera muy lenta; Portugal sobrevive gracias al apoyo de la Unión Europea; y Estados Unidos llegó al límite de su deuda pública impuesta por el Congreso Federal: 14 billones 200 mil millones de dólares. (Pero billones de nuestra numeración en México, en donde un billón se compone de un millón de millones, y no de mil millones, como se contabiliza en los Estados Unidos).
¿Qué más sucedió? Que los gobiernos capitalistas del mundo se creyeron el cuento de que los particulares eran "mejores" que los gobiernos para manejar las economías de esos países. La pesadilla mundial les estalló en la cara a estas naciones: haber soltado el poder y la política a los particulares.
Los gobiernos de las naciones ricas y de los países en vías de desarrollo, por negligencia, desidia y a veces, corrupción, empezaron a dejar el diseño y la ejecución del "interés general de la nación" en manos de pequeños grupos inmensamente ricos. Grupos que solamente defendieron la especulación financiera, robándoles a decenas de millones de pensionados y ahorradores en edad adulta y sin trabajo, sus magros ingresos, dándose hoy en día la más brutal y despiadada concentración del ingreso nacional en la historia de la humanidad.
Y tan es así, que de acuerdo con estudios de expertos, en los Estados Unidos, el uno por ciento de la población, es dueño del noventa por ciento de la riqueza nacional.
En la siguiente columna relataré la manera como la llamada fase "líquida" ha estado causando estragos gravísimos en las elecciones de los individuos para vivir sus vidas, situación que afecta todas las formas de convivencia humana. Hoy en día, en los Estados Unidos, y en decenas de países desarrollados, reina la desesperación, el pánico económico y la confusión de no saber a dónde se dirigen sus países.