Soy la pasión del Resentimiento, y me dirijo a ti como un resentido que eres. Por tu sangre corre una serie de ofensas reales o imaginarias, y eso hace que te sientas enfadado permanentemente.
Estás convencido que dijeron cosas ofensivas de ti, o bien, que actuaron malévolamente contra tu persona o tus intereses. Y sientes contra estas personas una aguda hostilidad. Pero además, tu enfado y amargura se deriva de que piensas que la sociedad te ha maltratado y no te ha concedido lo que crees que mereces.
Si un edificio sufre algún hundimiento o fractura en sus cimientos, decimos que ese edificio está resentido, que se ha debilitado.
El cardenal Newman una vez dijo que: "Es muy difícil tener resentimientos contra personas que nunca hemos visto". Por ello, cuando una persona siente que ha fracasado en un proyecto que para ella era muy importante, lo primero que hace es emprender una "cacería de culpables". Y si siente que ha fracasado en la vida, de inmediato aparecen los culpables: sus padres que no lo quisieron y una sociedad que no le brindó oportunidades.
Sófocles en su obra, Edipo en Colona, escribió: "El resentimiento en la desgracia es un peligro". Sófocles, el más grande dramaturgo de la Grecia Antigua, ha sido considerado como uno de los más deslumbrantes sabios de la humanidad. El pensamiento de Sófocles es certero, pues una persona resentida cuando está en la prosperidad, tiene muchas defensas. En cambio, un resentido en la desgracia, comete las peores locuras. A su carga de resentimiento le añade una repentina tragedia que el destino le manda, y provoca un odio ciego que lo orilla a emprender a diestra y siniestra una cacería de personas que él considera como culpables. El resentido está incapacitado para pensar bien y es incapaz de actuar sensatamente ante una tragedia.
Así como el edificio que sufrió un hundimiento o una fractura en sus cimientos, se ha debilitado, igualmente, todo resentido carece de fuerza en varios puntos de la estructura de su carácter. Todo resentido padece de una alta dosis de debilidad. Por esta razón, el resentido se comporta con dureza, insensibilidad, intolerancia, y casi siempre, con una total falta de conciencia de saber cuál es su problema.
Toda persona fuerte es tolerante, comprensiva, y jamás es dura con nadie. El fuerte se enfada por eventos muy concretos, y los supera. El fuerte puede distinguir fácilmente si en realidad alguien lo ofendió o no. En cambio, el resentido carece de esta visión. Le basta la más mínima sospecha para sentirse ofendido. Es tanto su enfado, que no le permite examinar los hechos en vista a la realidad. Su realidad "virtual" le resulta más verdadera que la realidad objetiva.
Y es que en el fondo, la persona resentida no ha comprendido su resentimiento. No sabe, que en el corazón de todo resentido se da un resentimiento "general", y no específico. Cree saber quiénes son los culpables de su resentimiento enfadoso por el que tanto sufre, pero no sabe si en realidad son culpables, y si lo fueran, no podría determinar en qué grado lo fueron.
Lo que pudiéramos llamar un resentimiento general ante la vida, que incapacite a la persona para funcionar eficazmente en sus relaciones personales y en el cumplimiento de sus obligaciones, constituye un trastorno emocional serio. Por una parte, el resentido sufre permanentemente, odia a los que considera como culpables, tiende a aislarse y su acción es débil, titubeante e ineficaz.
Cuando el resentido lo es contra una o más personas, no sabe que el resentimiento ha sido un sentimiento doloroso que ha llevado en su corazón por mucho tiempo, y que siempre lo ha tratado de ocultar. Pero ahora, ya tiene culpables ciertos, según esa persona. Sus sentimientos de enfado y odio los corporiza en esa o en esas personas que para él son los culpables. Pudiera ser, que esas personas nunca la ofendieron, pero no tendrán la menor oportunidad de defenderse. El resentido (aun sin pruebas) ya los juzgó y condenó. Lo que ignora, es que su resentimiento permanece larvado en su carácter. Su carácter está debilitado, y en cualquier momento aparecerán nuevos culpables por otras ofensas, por supuesto, imaginarias e irreales.
SI UN EDIFICIO SUFRE ALGÚN HUNDIMIENTO O FRACTURA EN SUS CIMIENTOS, DECIMOS QUE ESE EDIFICIO ESTÁ RESENTIDO
Todo resentido muestra abiertamente su dureza, sin saber, que está mostrando su miedo y debilidad. El resentido es como una saludable ave, pero con un ala rota.
El resentido jamás se cura con regaños, recriminaciones, amenazas o actos de violencia. El resentido encontrará su curación cuando comprenda qué sucedió en su infancia. Casi siempre el resentimiento tiene su origen en una infancia donde sus padres no le brindaron todo el amor y apoyo que necesitaba. Por esta razón, nada mejor que acudir con un profesional de la salud mental a fin de analizar en qué momento y por qué, se le quebró esa ala.
Por lo general, toda persona resentida tiene dañada su autoestima, se trata de un ser muy sensible, goza de una gran integridad moral y son personas capaces de una gran lealtad.
Los resentidos se odian a sí mismos por serlo, y no pueden creer que su problema pudiera tener una solución, pues ni siquiera lo entienden. Los consejos tiernos, de amor y comprensión no le son tampoco de ninguna utilidad. Solamente un sondeo que arranque desde su infancia podrá abrirle los ojos ante su realidad que desconoce.
Se requiere de una gran valentía para someterse a un proceso psicoterapéutico que le permita entender plenamente las raíces de su problema. El proceso psicoterapéutico estará lleno de mucho dolor, pero su curación la traerá goces insospechados.