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PALABRAS DE PODER

Para vivir bien, no hace falta hacerlo con gran aparato

JACINTO FAYA VIESCA

¡CADA UNO DE NOSOTROS PODEMOS HACERNOS FELICES SI VIVIMOS CONFORME A NUESTRA NATURALEZA! ¡Y ESTO ES POSIBLE SI RECHAZAMOS LOS VICIOS Y NOS CONDUCIMOS CON INTELIGENCIA Y UN SANO CRITERIO!

Séneca en su breve escrito, “Consolación a Helvia”, escribió: “Desde que nacimos es buena nuestra condición, si no la hemos abandonado; de tal modo dispuso Naturaleza las cosas que para vivir bien no hiciere falta gran aparato: cada cual puede hacerse feliz”.

El meollo de este profundo pensamiento radica en esta frase de Séneca: “de tal modo dispuso Naturaleza las cosas que para vivir bien no hiciere falta gran aparato”.

Séneca fue un estoico toda su vida, aun cuando recibió una gran riqueza económica del Emperador Nerón, de quien fue su preceptor.

Séneca llegó a rogarle a Nerón que aceptara la devolución de todas las riquezas que la había regalado. Nerón se negó, y tiempo después, a través de su Guardia Imperial, le ordenó que se privara de su vida, lo que hizo Séneca sin quejas ni lamentos en su propio hogar, y en presencia de su esposa y amigos.

Cuando Séneca nos dice que la Naturaleza dispuso las cosas para que pudiéramos vivir bien, nuestro filósofo estaba a favor de una vida buena y de una buena vida: vivir moralmente bien, y poder disfrutar de la vida.

Pero nos aclara, que para “vivir bien”, no hace falta hacerlo con gran aparato.

Para nuestro filosofo español nacido en la ciudad de Córdova, pero residenciado en Roma desde muy pequeño, en todas sus obras nos pide vivir sin “gran aparato”, esto es, vivir con mesura, austeridad y sin lujos de ningún tipo. Y se apoya en lo que la Naturaleza ha dispuesto para los seres humanos: que no necesitamos riquezas, lujos, poder, pues la Naturaleza nuestra se acomoda más a una vida sencilla, austera y mesurada.

El enorme poeta Horacio de la Roma Antigua, que nunca nos cansa y siempre deja satisfecha nuestra alma, escribió: “non muy poco se vive bien”.

En la Roma Antigua, era muy usual un refrán popular sobre el vivir bien, refrán que decía: “La Naturaleza se complace en cosas sencillas”.

En la misma obra de Séneca, “Consolación a Helvia”, nuestro filosofo sentenció: “Es menester vivir con más rectitud para vivir más felizmente”.

Séneca siempre defendió la virtud de la rectitud, de la honestidad, como una condición para vivir con mayor felicidad. Sabemos, contrario a lo que pensaba este filósofo, que la sola virtud no es condición absoluta para la felicidad. Por ejemplo, una persona que viva con una enfermedad terminal, o que su discapacidad le impida desenvolverse en niveles mínimos, obvio, que no puede ser feliz.

Pero Séneca habla de que la “rectitud” hace posible que vivamos más felizmente. Esto significa que todo tipo de vicio y la deshonestidad entre ellos, constituye una gran impedimento para vivir con mayor felicidad. Es cierto, que el ejercicio de la sola virtud, a veces, no puede ser suficiente para ser felices, aunque siempre, el vicio mismo, sí es una barrera para nuestra felicidad.

Una sentencia de la Roma Antigua decía: “La fama de honestidad es un segundo patrimonio”; y el gran trágico griego, Sófocles, escribió en una de sus tragedias: “¿Qué gloria más grande puede haber para un hijo, que la conducta honrada de su padre?”

La rectitud, la honradez, constituyeron temas fundamentales en la Grecia clásica de Esquilo, Sófocles y Eurípides. Platón en sus “Diálogos” y Aristóteles en su Ética a Nicómaco y en su Ética a Eudemo, defienden a la rectitud como una virtud excelsa.

Séneca, se ha convertido en uno de los más grandes preceptores morales de la humanidad, dada su vehemente defensa de las virtudes, y por su lucha contra la conducta viciosa de las personas. Para este pensador, el hombre es un “animal racional”, y su bien se consuma, es decir, llega a buen fin, en la medida con lo que la razón le exige, que es, vivir según su naturaleza, y esta naturaleza le dicta que viva virtuosamente.

En su obra, “Consolación a Helvia”, vuelve a insistir en el bien, en la bondad. Y nos dice: “Tratándose del hombre, no es pertinente saber cuántas fincas posee, en qué precioso lecho se acuesta o lo espléndida que es la copa en que bebe, sino sólo: cuán bueno sea”.

Séneca está en contra de toda vida aparatosa, pues en última instancia, sus bienes económicos no son inherentes a su persona, en cambio, la bondad sí es una virtud central que enriquece su alma. Se dice que Séneca trató personalmente a San Pablo, y que además, sostenían una correspondencia escrita.

No sabemos si esto fue verdad, pero la herencia del pensamiento de Séneca influyó poderosamente en grandes personajes del Cristianismo. En una ocasión, San Pablo sentenció: “No nos cansemos de hacer el bien”.

En la Roma Antigua, había una sentencia moral que gozaba de gran prestigio y que decía: “La bondad se considera siempre feliz”.

¡En mucho podemos incrementar nuestra felicidad si nos decidimos por vivir dentro de la rectitud y la bondad!

jacintofayaviesca@hotmail.com

twitter: palabrasdpoder

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