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Punto de encuentro para cinéfilos de paladar exigente, acervo que atesora la memoria fílmica mexicana, la Cineteca Nacional es toda una gratificante experiencia para los sentidos que bien vale la pena conocer.

Punto de encuentro para cinéfilos de paladar exigente, acervo que atesora la memoria fílmica mexicana, la Cineteca Nacional es toda una gratificante experiencia para los sentidos que bien vale la pena conocer.

Fernando Ramírez Guzmán

Museo vivo del cine mexicano y escaparate de lo más selecto de la filmografía mundial, la Cineteca Nacional ofrece un espacio único para los amantes del séptimo arte. Sus ciclos, festivales y servicios en general, constituyen un patrimonio invaluable para la cultura de nuestro país.

Sus objetivos primordiales: rescatar, clasificar, conservar, restaurar, preservar y difundir la obra cinematográfica más destacada de México y el mundo. La Cineteca Nacional comenzó sus operaciones en 1974, instaurándose a partir de entonces como un templo para el séptimo arte.

Desde sus inicios la institución demostró un nivel extraordinario. En 1977 se convirtió en miembro activo de la Federación Internacional de Archivos Fílmicos (FIAF) y además fundó la primera Muestra Internacional de Cine, a la fecha el suceso cinematográfico de mayor tradición y afluencia de público en nuestro país, que se lleva a cabo en dos ediciones anuales. Igualmente, en 1980 creó el Foro Internacional de la Cineteca en el que año con año se presentan películas de carácter alternativo, documentales, nuevos directores y cine de vanguardia, material al que difícilmente se tiene acceso en otras partes de la república.

Este organismo cultural complementa su labor de difusión con la realización ininterrumpida de ciclos temáticos, programas dobles, retrospectivas, foros, estrenos, semanas dedicadas a diversos países, encuentros con creadores, así como la exhibición mensual de un clásico de archivo.

GENEALOGÍA DE UN GIGANTE

El fin de las hostilidades de la Segunda Guerra Mundial, aunado al repunte que por las mismas causas sufrió el cine estadounidense, así como los albores de la televisión comercial en nuestro país, cobraron factura a la cada vez más débil industria cinematográfica mexicana en la década de los cuarenta. En 1949, a pesar de haber alcanzado la cifra de 108 películas producidas, el cine nacional abarató la calidad privilegiando la cantidad y empleando cuestionables esquemas de producción y distribución, dictados por el monopolio de la exhibición que ejercía William O. Jenkins, un norteamericano avecindado en Puebla que tenía el control del 80 por ciento de las salas de proyección en México.

Ese mismo año el gobierno decretó la Ley de la Industria Cinematográfica, que entre otras cosas instruía a la Secretaría de Gobernación a formar la Cineteca Nacional para cuyo fin los productores entregarán gratuitamente una copia de las películas que produzcan en el país, al solicitar la autorización para la exhibición pública de las mismas.

Luego de varios años de ser ignorado el decreto, la Cineteca Nacional finalmente abrió sus puertas el 17 de enero de 1974. Ubicada dentro de uno de los foros de los Estudios Churubusco, en la esquina de Río Churubusco y Calzada de Tlalpan de la Ciudad de México, contaba con dos salas de proyección, una hemeroteca-biblioteca, bóvedas para el almacenamiento de películas, un taller de mantenimiento y reparación, una librería y un restaurante. La cinta inaugural fue El compadre Mendoza (1933), autoría de Fernando de Fuentes.

FUEGO RENOVADOR

El 24 de marzo de 1982 un incendio de aproximadamente 16 horas de duración devoró las instalaciones de la Cineteca Nacional y consumió el 99 por ciento del archivo fílmico nacional y extranjero. Ni las causas que originaron el siniestro, ni el número de víctimas, ni el título de las obras que se quemaron, se conocen con precisión hoy en día.

Todo sucedió mientras se proyectaba el filme polaco La tierra de la gran promesa (Ziemia obiecana, Andrzej Wajda, 1975). Se sabe que hubo una explosión en una de las bóvedas que acopiaban cintas hechas a base de nitrato de celulosa, el cual es altamente inflamable. Afortunadamente, gracias a que los negativos del material se encontraban en lugares como la Filmoteca de la UNAM, Televicentro, y en otra área de los mismos Estudios Churubusco, la pérdida del acervo fue mínima.

La Cineteca Nacional se reinauguró el 27 de enero de 1984 en su nuevo edificio ubicado en lo que era conocido como la Plaza de los Compositores, en la avenida México Coyoacán de la colonia Xoco, donde se mantiene actualmente. La flamante sede estrenó en aquel entonces cuatro salas con capacidad para 550 espectadores cada una. Hoy en día el recinto posee siete salas de exhibición cinematográfica: Jorge Stahl (560 asientos), Salvador Toscano (560), Fernando de Fuentes (560), Arcady Boytler (200), Matilde Landeta (100), Roberto Gavaldón (100), Alejandro Galindo (40); un octavo espacio es destinado a la proyección de video. Y el complejo se utiliza al máximo: según datos proporcionados por la misma institución, durante 2010 tuvieron una asistencia promedio de 2,000 personas diarias.

MÁS VIGENTE QUE NUNCA

En su afán de mantener vigente al cine clásico, la Cineteca está siempre a la vanguardia en la búsqueda de fórmulas que atraigan espectadores de todas las edades. Entre sus proyectos más novedosos se encuentra el ciclo BandaSonoras: cine mudo a ritmo de rock, realizado desde 2009 en conjunto con el Instituto Mexicano de la Radio. Así, agrupaciones de la escena nacional rockera musicalizan en vivo la proyección de joyas del género silente. De acuerdo a la crítica y comentarios de quienes han tenido la oportunidad de presenciar algunas de estas presentaciones, ha sobresalido el trabajo de grupos como San Pascualito Rey (Bucking Broadway, John Ford, 1917), el dueto de poder Yokozuna (Metrópolis, Metropolis, Fritz Lang, 1927), y el guitarrista Alejandro Otaola (El hombre de la cámara, Chelovek s kino-apparatom, Dziga Vertov, 1929). Por cierto que este último tuvo la ocasión de grabar su recital en un CD homónimo, mismo que se presentó el pasado diciembre en la propia Cineteca.

UN GLORIOSO TESORO

La Cineteca ofrece servicios de documentación cinematográfica y se encarga de preservar diversas colecciones que han sido formadas a través del depósito legal, adquisiciones, donaciones y también consignaciones que se reciben en custodia.

Cabe decir que hay áreas especiales para el acervo fílmico y el no fílmico. Para el primero, que abarca más de 14 mil películas, existen cuatro bóvedas equipadas con sistemas de regulación de temperatura acordes a las normas internacionales de la FIAF, a fin de que el material se conserve en óptimas condiciones. El segundo se resguarda en una quinta bóveda, dividida en el archivo videográfico que contiene alrededor de 30 mil ejemplares, y el iconográfico de aproximadamente 350 mil piezas entre las que hay fotografías, carteles, diapositivas y negativos.

Mención aparte merece el departamento de publicaciones, que además de imprimir el programa mensual del organismo, edita libros y folletos sobre el séptimo arte mundial.

Correo-e: ladoscuro73@yahoo.com.mx

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