Mexicano en Egipto. Miguel Ramírez Sánchez-Hidalgo, se salvó de milagro. Lemas. Manifestantes yemeníes gritan lemas durante una protesta contra del régimen del presidente Ali Abdalá Saleh.
Cuando hace algunos meses Miguel Ramírez Sánchez-Hidalgo decidió viajar a Egipto para conocer las pirámides de Keops, Kefrén y Micerino, un sueño que tenía desde niño, jamás pensó que viviría una revuelta ciudadana y mucho menos que sería golpeado por un grupo de jóvenes que a punto estuvieron de acabar con su vida.
Sin embargo, la casualidad quiso que ayer jueves se encontrara en El Cairo, una ciudad sumida en el caos, y que al regresar de un viaje en autobús de más de 13 horas a la ciudad de Luxor, un grupo de jóvenes simpatizantes del aún presidente Hosni Mubarak, lo atacara con cuchillos, machetes y palos de golf ante la mirada del Ejército.
"Iba en un autobús con otro turista argentino y de repente un grupo de 15 jóvenes de entre 18 y 20 años, vestidos de civiles, pero armados, nos hicieron bajar por ser los dos únicos turistas, y después de pedirnos la documentación comenzaron a insultarnos primero, a jalarnos de la ropa después y al final a golpearnos en la cabeza y en la espalda", relata en entrevista desde la embajada de México en España, donde ha hecho escala para volar mañana viernes a México.
"Pasé mucho miedo y angustia porque creí que nos iban a matar. Nos dijeron que era un asalto, nos pedían money, money (dinero, dinero) y nos apaleaban mientras nos gritaban en árabe como locos y de una manera muy agresiva", añade. "Me quedé muy quieto y con las manos arriba esperando a que pararan, porque sabía que si me ponía agresivo sería peor", cuenta.
Al final, los dos jóvenes lograron llegar a donde estaba un tanque del Ejército y hablar con un capitán que sabía inglés. "El capitán dijo que sentía lo que nos había ocurrido y ordenó que nos metieran en el tanque para que los jóvenes se fueran y nos dejaran en paz, y cuando se fueron nos metieron en un taxi", añade. Para entonces ambos estaban muy nerviosos y adoloridos, así que le pidieron a un soldado que les acompañara en el taxi hasta el hotel "porque la situación era tan tensa en las calles que sabíamos que si no nos acompañaba no íbamos a llegar sanos y salvos nunca", cuenta.
En el hotel Ramírez, de 41 años, natural de Puebla, vegetariano, abstemio y publicista de profesión, llamó a la embajada de México en Egipto, y a los 40 minutos "llegaron dos funcionarios en una camioneta y me ayudaron en todo, me cambiaron el boleto y me llevaron al aeropuerto. Les estoy muy agradecido por su ayuda y también a la embajada de México en Madrid", cuenta. "Y aprovecho para denunciar que el argentino llamó a su embajada y no sólo no le prestaron ningún tipo de apoyo, sino que le dijeron que se las arreglara como pudiera", denuncia.
Ramírez llegó a Egipto el pasado 24 de enero. Hizo fotos de las manifestaciones, vio cómo incendiaban vehículos de la policía, y pensó que la situación no iba a empeorar...
