Don Severiano Rodríguez Ramos, presidente municipal de Saltillo, Coahuila, en 1912.
Los textos de este artículo corresponden al libro: “Saltillo, Gobierno Municipal, 1900-2005”, de la autoría del escritor coahuilense, don Roberto Orozco Melo, y corresponden al presidente municipal don Severiano Rodríguez Ramos en 1912.
“Con don Francisco I. Madero en la presidencia de la República y don Venustiano Carranza en el Gobierno del Estado, se auguraba una etapa de estabilidad social y política para la capital de Coahuila. Sin embargo...”.
“En 1912, el gobernador Carranza rechazó un bello gesto del flamante presidente de la República, don Francisco I. Madero: el envío voluntario, aunque oficioso y ciertamente inconsulto, de un grupo de profesores federales pagados por el Gobierno Federal para impartir la instrucción básica para niños coahuilenses. Ante tal ofrecimiento, el gobernador Carranza objetó: Coahuila constituye una entidad independiente, libre y soberana. Con su congénita prudencia el presidente Madero retiró la oferta echa en un sincero ánimo de apoyo a su Estado natal, en tanto que el gobernador Carranza remitía a los docentes en el tren de regreso a la capital. Sufragar la educación elemental significó cargar a los Ayuntamientos coahuilenses con una apabuyante obligación económica que sobrevivió hasta la tercera parte del Siglo XX”.
“Durante el mes de enero el Ayuntamiento dio a conocer a la ciudadanía parte del programa de obras y actividades que el alcalde Severiano Rodríguez proyectaba para Saltillo. Como primeras acciones autorizó la compra de ventanas para la Escuela Centenario; instaló focos y luminarias en diferentes calles del centro para prevenir posibles atracos y robos y ordenó una nueva nomenclatura y numeración en las calles de la ciudad. Y como persistía la inseguridad, la iniciativa privada saltillense acordó diversas medidas para protegerse de los ataques revolucionarios, por lo que contrató gente y compró armas para cuidar su patrimonio. “Dado el prestigio que nuestra ciudad había ganado en el Norte de México como Centro de Estudios Superiores, el alcalde Rodríguez Ramos sintió el deber de alentar la educación en la juventud y por ello apoyó a los jóvenes interesados en su preparación académica, entre otros al estudiante y poeta Otilio González, que obtuvo una pensión para continuar sus estudios en el Ateneo Fuente”.
“Por significar un acontecimiento que traería una importante derrama económica a la ciudad, la feria saltillense era esperada con entusiasmo por vecinos y residentes de la región; tanto interés generaba que en la víspera ya había solicitudes a la autoridad para permisionar a los expositores.
“El 1912, el alcalde Severiano Rodríguez, sin autorización de los miembros del Cabildo concesionó la autorización del evento al señor Amador Terán por la cantidad de diez mil pesos. Dicho acuerdo fue rescindido por los ediles, pero finalmente Terán logró la concesión, y quizás el alcalde haya ingresado su costo.
“Ya en el año de 1912 surgiría un desequilibrio político, pues las facciones revolucionarias contrapuestas designaban al gobernador de su mayor confianza y éstos a su vez nombraban al presidente municipal de Saltillo con filiación política afín; tal era la inestabilidad causada por los grupos militares antagónicos...”.