Abel Barragán (en la fotografía) presidente municipal de Saltillo, Coah., y Simón Siller, en 1916.
Los textos y datos de este artículo, los tomé del libro Saltillo, Gobierno Municipal, 1900-2005”, de la autoría del escritor y periodista saltillense don Roberto Orozco Melo, como un homenaje y reconocimiento a ese distinguido escritor. Como sigue:
“El alcalde Simón Siller que había reemplazado al enigmático Reducindo, presentó su renuncia el 30 de septiembre de 1916 y don Abel Barragán lo sustituyó con carácter de interino hasta el 31 de diciembre de 1916.
“Fue una etapa de tranquilidad con brotes de violencia por los encuentros entre carrancistas y villistas; pero finalmente éstos se refugiaron en Chihuahua. En el país se intentaba una suerte de reconformación social, pues se oían opiniones de que se necesitaba una nueva constitución”.
“Establecidos formalmente los poderes Estatal y Federal, la tesorería municipal solicitó a su homóloga estatal que le canjeara los billetes viejos por los de nueva emisión; y en lo sucesivo fueron los únicos que tuvieron valor crediticio, mercantil y de uso común. Por su parte la comisión de agua y drenaje del Municipio ordenó a algunos inspectores honorarios de llave de agua, que estrecharan la vigilancia del servicio público, pues no podían permitir que la población desperdiciara el agua por el descuido de los grifos situados en diversos rumbos de la ciudad”.
“La hacienda pública debía ser reforzada por lo que el Gobierno del Estado y la presidencia municipal convinieron lo pertinente a las contribuciones. Los comerciantes árabes establecidos en la ciudad deberían pagar sus impuestos con base al rubro mercantil en que operaban; las casas de asignación pagarían puntualmente sus impuestos, etiquetados como cuotas especiales; las garitas que aún existían y que el Municipio controlaba para regular el tráfico de toda clase de mercancías, continuarán recaudando el gravamen fiscal correspondiente”. Afortunadamente y para alivio de la caja, el tesorero municipal rescató de los causantes morosos la cantidad de 3,378 pesos con 78 centavos durante el mes de mayo de 1916 y en junio todavía cobró la cantidad de 1,976 pesos con 85 centavos”.
“El alcalde había establecido horarios para apertura y cierre de bares y cantinas, y prohibió que abrieran los domingos; pero como algunos propietarios no hicieran caso a lo reglamentado se establecieron multas de 100 y 500 pesos, o como ya de plano la clausura del establecimiento.
“...Sin embargo cuando el influyente señor Calixto Rodríguez y socios solicitaron al Ayuntamiento el cambio o retiro de cinco cantinas ubicadas en la calle de la Cruz (hoy Acuña), la autoridad decidió que no había lugar para aprobar tal petición, así que los negocios permanecieron donde estaban”.
“...El Ayuntamiento autorizó un aumento de 22 pesos para el pago del arrendamiento de la escuela número nueve para niñas e igual para pagaría 20 pesos al mes al señor José Hernández como renta del local que ocupaba la Escuela Rural Mixta de la colonia Leona Vicario de esta ciudad”.
“En octubre de 1916 se informó que la inscripción de las distintas escuelas de educación primaria había sido de 3,825 alumnos; 2,017 niñas y 1,808 niños”.