Por cuál votar. Keiko Fujimori y Ollanta Humala dos personajes con los que la ciudadanía peruana no se siente identificada.
Los peruanos volverán a las urnas este domingo para enfrentar uno de los mayores dilemas electorales de su historia reciente: elegir como presidente a Keiko Fujimori, que encarna la corrupción que dominó el país en los años 90, o a Ollanta Humala, que representa el fantasma del autoritarismo.
Cuando faltan tres días para la segunda vuelta electoral Humala y Fujimori se encuentran en un cerrado empate que hace imposible prever quién será el ganador.
Según un sondeo de la encuestadora Ipsos Apoyo conocido ayer, Fujimori obtendría 51,1% de votos válidamente emitidos y Humala 48,9%, con un margen de error de 2%. El sondeo fue realizado en todo el país entre el domingo y el miércoles en base a una muestra de 3,000 personas.
"Vamos a una competencia electoral nunca antes vista en la historia electoral peruana", dijo ayer el analista político Fernando Tuesta en conferencia de prensa con corresponsales extranjeros. Agregó que "tenemos un país dividido y polarizado... dividido en dos partes iguales", señaló al graficar la dificultad para anticipar quién será el ganador.
En este escenario de empate técnico los votos de los indecisos deberían ser el fiel de la balanza. Sin embargo, los sondeos han mostrado que al ser forzados a definir el voto también se dividieron en partes iguales por ambos candidatos.
"Los dos candidatos que pasaron a la segunda vuelta son candidatos con un alto nivel de resistencia, con fuertes problemas de imagen que no han logrado resolver satisfactoriamente durante la campaña electoral", dijo Giovanna Peñaflor, analista y directora de la encuesta Imasen.
Agregó que entre los electores "hay falta de convicción, un fuerte porcentaje de gente que vota en contra de, no a favor de, que está en la lógica de (elegir) lo que es menos malo".
El novelista peruano Mario Vargas Llosa, Nobel de Literatura en 2010, comparó la encrucijada con tener que elegir entre "el Sida y el cáncer terminal".
Fujimori, una legisladora de 36 años, ha luchado durante su campaña por diferenciarse de su padre, Alberto Fujimori, quien cumple una condena de 25 años de prisión por violaciones a los derechos humanos y actos de corrupción cometidos durante su gobierno (1990-2000).
Durante su gestión, Fujimori concentró todos los poderes sometiendo a las instituciones del Estado a través de una vasta red de corrupción que también comprendió a los medios de comunicación.
Ap