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Pesan los años... también la soledad

Doña Queta tiene 100 años de edad y desde hace 3 vive en Casa del Anciano

Festejo. Doña Enriqueta Luna Vargas tiene tres años en la Casa del Anciano Doctor Samuel Silva, y  dice que no está para festejos este Día del Adulto Mayor.

Festejo. Doña Enriqueta Luna Vargas tiene tres años en la Casa del Anciano Doctor Samuel Silva, y dice que no está para festejos este Día del Adulto Mayor.

CRISTAL BARRIENTOS

Doña Enriqueta tiene 100 años de edad. No recuerda qué día ni en qué mes nació. Sólo sabe que fue en 1911. Su pelo está completamente blanco y parece que en su rostro no cabe ni una arruga más.

Este Día del Adulto Mayor, dice que no está para festejos. "Todo es muy triste a esta edad. Mi esposo se llamaba Rosalío Velázquez y murió hace años y eso que él estaba joven, no era tan viejo como yo: era muy blanco y de ojos azules, muy guapo. No recuerdo qué edad tenía pero no estaba arrugado de su cara como yo".

Desde hace tres años, doña Enriqueta Luna Vargas vive en la Casa del Anciano Doctor Samuel Silva. Dice que tuvo varios hijos e hijas pero cree que todos están muertos porque ninguno la cuida.

Al albergue llegó con su esposo. Una pareja los llevó, y de acuerdo con los encargados del lugar, sí tiene una hija que la visita, "pero aquí la mayoría de las personas se sienten abandonadas, por eso dice que no tiene a nadie", comentan.

Doña Enriqueta llora mucho porque se siente sola en la Casa del Anciano. "No tengo abuelos, padres ni hermanos, todos están enterraditos como mis hijos. No tengo a nadie".

Aunque cree que debe tener algún nieto, "pero esos jamás se paran por aquí. No les importo, y sin familia me siento triste me siento sola. Aquí nunca hablo con nadie, a toda esta gente no la conozco, quién sabe de dónde serán".

Lo que doña Enriqueta no olvida es que su madre era muy buena costurera, y siempre le hacía vestidos bonitos. También recuerda que su padre la llevaba a cazar venados.

"Tenía una carabina pero nunca le atiné a nada, era muy mala para cazar, pero mi papá siempre llegaba a la casa con uno o dos venados".

En la Casa del Anciano le organizaron una fiesta por sus 100 años. Doña Enriqueta no lo recuerda, pero nació un 24 de julio de 1911.

Las religiosas le regalaron dos vestidos, y también hubo comida y pastel.

"Salí retratada hasta en el periódico, por ahí lo debo tener guardado".

Sin embargo, insiste en que a su edad todo es muy triste porque las dolencias no la dejan.

"Ya son muchos años los que tengo, y ya deseo que Diosito me lleve arriba con Él. No crea que es bonito que a uno la bañen y la vistan. Uno se siente muy mal a esta edad, todo nos duele".

Doña Enriqueta extraña a sus padres. Es originaria de Nuevo León, y allá su familia tenía ganado y vivía muy bien. Cuando se casó, se fue a vivir a los Estados Unidos y trabajó en los campos.

"Dicen que los gringos son muy malos pero cuando uno de mis hijos se murió, el patrón mandó detener todo el trabajo para que yo pudiera enterrarlo y que todos me acompañaran".

Allá duró muchos años. "Y ni aprendí a hablar inglés, siempre andaba apurada con el trabajo y mis hijos porque tuve diez".

Doña Enriqueta comenta que si alguno de sus hijos viviera, sería muy feliz.

Por fortuna, su esposo Rosalío fue un buen hombre con ella, y lo quiso hasta el último día de su vida.

"Todo lo que quería me lo compraba. Fui feliz con él, pero ahora aquí estoy sola, y viera cómo me siento triste porque nadie me viene a ver", dice.

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Escrito en: Casa del Anciano Día del Abuelo

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