PIÉNSALE, PIÉNSALE
A nadie se le ocurriría destruir una bella flor o atentar contra una especie animal en peligro de extinción. Es hoy un delito y la prensa se horroriza cuando se hace sufrir a los animales. Ha triunfado la mentalidad ecológica. Paradójicamente el lugar menos seguro hoy día es el seno materno; en muchos países se niega al feto los derechos garantizados a los irracionales y, sin embargo...
...la realidad demuestra que el mundo animal como el vegetal han sido creados para servir al hombre. Todos satisfacen a satisfacen algunas de nuestras necesidades, ya sea de alimentación o de transporte o simplemente de belleza.
En la misma naturaleza de los mamíferos está en respetar a sus crías. Sólo el hombre, abusando de su libertad es capaz de destruir a sus propios hijos. Sólo el animal racional puede idear razones para enmascarar sus crímenes.
Hoy para matar hay que saber mentir. El embuste es cómplice de la muerte como la verdad es aliada de la vida. A lo largo de la historia muchos poderosos han imaginado falsos motivos para eliminar categorías enteras de seres humanos. No tener la raza, las ideas o la edad convenientes en un momento o lugar determinado. Hoy el homicidio oculta su rostro en el anonimato de leyes dictadas por el egoísmo en nombre de mayorías desinformadas. En el mercado del hedonismo (búsqueda del placer por el placer), la vida humana es arrancada de su dignidad y valorada según su posibilidad de moverse o expresarse. En definitiva, sólo cuenta su utilidad. La sentencia de muerte en sociedades llamadas progresistas puede decretarse con formalidades democráticas por ser uno demasiado joven, menos de unos meses o semanas o demasiado viejo o, aún siendo joven por padecer enfermedad mental o ser incapaz de hablar. ¿Cómo hemos llegado a tal extremo de crueldad? Falseando la verdad. Inventan palabras y trucos semánticos como "pre-embrión" o "interrupción del embarazo" falseando la realidad. Con esos cambios en el lenguaje pretende confundirnos alterando la realidad y presentándola con unos perfiles suaves e inocentes que no tienen. Esta cultura de la muerte está promovida por algunas minorías decididas que cuentan con la pasividad de muchos y que se apoyan en la coalición de cuatro fuerzas: la ciencia, la prensa, la política y el dinero.
La ciencia, la universidad, la investigación, es el manantial de ideas e innovaciones técnicas de que beben los periodistas, estos a su vez las filtran y sintetizan para la opinión pública. Su eco mediático influye en los políticos que acabarán traduciendo en leyes lo que se les ha vendido como "progreso". Es lo que llaman "políticamente correcto". La ciencia no es neutra ni independiente. Suele subordinarse al dinero. ¿Cómo se decide lo que se va a investigar? "Se produce un gran vacío en la producción de fármacos que puedan ayudar a erradicar enfermedades de gran prevalencia al tercer mundo y se dedica una enorme cantidad de dinero al diseño de medicamentos del "vivir de alta calidad" como puede ser los que tienen relación con la nutrición y el tratamiento de la obesidad, los que tienden a crear una situación permanente de euforia; hay muchos medicamentos que compiten por ganar el mercado de los anti-hipertensivos o antidepresivos y sin embargo una vacuna contra el paludismo o como tratar enfermedades de mucha importancia en países subdesarrollados han quedado abandonados" (Gonzalo Herranz, catedrático de medicina). El dinero explota muchas veces de modo torpe los bajos instintos humanos en los que encuentra negocios fáciles. Sin embargo en algunas naciones ya se advierte la necesidad, nada fácil, de afrontar graves problemas sociales, demográficos y económicos que engendra esa actitud permisiva. Ese mismo afán de lucro ha impulsado en muchos países el ambiente de erotismo que es el caldo de cultivo de la mentalidad antivida. La industria del sexo, en sus múltiples vertientes, incluida la pedofilia, genera beneficios ingentes, sólo comparables a los del tráfico de armas o el narcotráfico. Ante la opinión pública, la cara fea del negocio se cubre con una máscara de ciencia o de democracia. Paradójicamente las primeras leyes antivida no se forjaron en ambientes científicos o democráticos; brotaron en las mentes perversas de tiranos. Lenin decretó la primera legalización del aborto, Hitler fue el primero en ordenar la eutanasia para los "inútiles", en Auswitz y otros campos de la muerte hizo experimentar sus programes de eugenismo y esterilización de las llamadas "razas inferiores". Tanto el marxismo como el nazismo encubrieron sus horrores con fraseología pseudocientífica o ideológica. Hoy esos errores se perpetúan bajo apariencias distintas gracias al entramado o interacción de la ciencia, la prensa, la política y el dinero. ¿es este proceso irreversible? Quien necesite recuperar el optimismo que se dé una vuelta por tierras polacas que hay logrado un triunfo en la guerra por la protección del niño no nacido aboliendo en 1963 la ley comunista del aborto y entró en vigor una ley que protege la vida. los abortos eran entonces más de 100 mil al año, el año pasado eran oficialmente 160. No 160 mil sino sólo 160. Pero esto no fue sin esfuerzo, manifestaciones, documentos, campañas, tarjetas, videos educativos, aún hoy publicaciones y ediciones de revistas a médicos, políticos y periodistas y profesores (dos millones de ejemplares en tres años sobre el A B C sobre la protección de la vida humana).
La reflexión no basta. Se requiere acción. No sólo debemos estar a la vanguardia de la ciencia y la investigación sino darse a conocer. Los periodistas deben tener acceso y beber el agua limpia de la ciencia verdadera. Los auténticos políticos deben descubrir que vale la pena luchar por la verdad. Los ciudadanos hemos de apoyarlos y los adinerados deben entender que lo bueno, lo bello y lo verdadero también pueden ser negocio. Si un empresario no lo entiende y apoya con su dinero publicaciones o programas de televisión indignos se le puede ayudar a entender mediante campañas de protestas. Algunas han sido eficaces. Hay mil maneras de luchar por la cultura de la vida; algunas están por inventar. Entre las mas vistosas pueden ser las manifestaciones multitudinarias que nunca conviene desdeñarlas en los momentos críticos aunque sea legítimo dudar de su efecto inmediato. Una manifestación no es una revolución que cambia todo de la noche a la mañana, pero crea clima, genera solidaridad y rompe la espiral del silencio que hace que quienes se creen en minoría no se atrevan a levantar la voz. Exigen un gran esfuerzo de preparación y coordinación. La cobertura mediática también es importante pues un evento multitudinario no suena tanto como uno pequeño con gran cobertura mediática. Los grupos de presión triunfan por su organización, su tenacidad y su plan estratégico de comunicación. Mas vale doscientos manifestantes ante una cámara que veinte mil sin camara alguna que los grave.
La organización Green Peace tiene muchos recursos y ramificaciones en todo el mundo y sus acciones suelen estar bien estudiadas y planificadas, siempre van a salvar a alguna vida, ya sea animal o vegetal, la causa es noble y han sabido acumular medios abundantes. Para atraer a la prensa no necesitan movilizar multitudes. ¿Cuál es su secreto? Una excelente relación con los periodistas y un grupo pequeño, casi profesional que idea un escenario original, un disfraz, una máscara, una actitud transgresora.
Para impactar a los medios sea en pro de la ecología o de la vida humana, dos cosas son esenciales. Dedicar tiempo y mostrar convicción. Y para convencerse hay que formarse, hay que leer, estar presente, no tener miedo a la cámara o al micrófono o a la pluma. Una y otra vez, artículos, comunicados de prensa, cartas. Aunque no se haga caso a la primera. Las llamadas a las emisoras de radio, los correos electrónicos y las cartas siempre hacen mella en las relaciones. Las nuevas tecnologías han abierto nuevos caminos para difundir la cultura de la vida sin grandes inversiones (páginas de internet, portales, redes sociales). Gracias a esto, millones de personas pueden obtener en la red libros, folletos, videos o DVDs, pueden escuchar música, ponerse en contacto con grupos afines, imitar o adaptar ideas o iniciativas. También el teléfono puede ayudar a convocar a un acto, recomendar una publicación o película o intervenir en un programa de radio que se está emitiendo en ese instante.
El peligro es pensar que no se puede hacer nada ante las leyes injustas que generan ambientes injustos que hay que combatir, respetando a las personas pero combatir las ideas falsas. Todos podemos hacer algo. ¿no lo crees? Piénsale.