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PIÉNSALE PIÉNSALE

ARTURO MACÍAS PEDROZA

Por la vida o contra ella? Claro que la respuesta es siempre afirmativa. Todos dicen estar del lado de la vida y cada uno invoca una ciencia que ha surgido apenas unos 40 años llamada bioética como arma para defender sus posturas encontradas. Esta disciplina busca poner límites desde la moral...

...a los excesos, cuestionamientos y riesgos de la vida humana en la práctica de la ciencia y la tecnología. Es cierto que la ciencia necesita límites. Los excesos de los científicos nazis y algunos experimentos en Estados Unidos prendieron los focos rojos sobre tal problemática y la importancia que tiene actualmente. Pero bajo el pretexto de la vida que todos dicen proteger, las opiniones se dividieron cuando posiciones diversas son defendidas bajo esta misma bandera acusándose mutuamente de no enarbolarla. Bioética de derecha, bioética de izquierda... muchas veces llevados por intereses particulares o de grupo surgió una verdadera guerra en la que, como en todas las guerras, todos pierden.

Ante problemáticas y cuestiones que requieren respuestas urgentes y acciones concretas a todos los niveles y en todas las áreas. ¿Qué podemos hacer? ¿Tomar las armas y seguir aumentando le división? ¿Puede haber una tercera opción? ¿Una sola bioética sin etiquetas? Esta columna propone la necesidad y ventajas de una unificación de criterios en una sola bioética, científica, libre de extremismos, fanatismos e intereses particulares.

La confusión de términos sigue siendo uno de los grandes problemas en bioética y uno de las armas usadas en esta guerra. A veces hasta con manipulación tendenciosa se habla de conceptos básicos usados con diverso significado: persona, ser humano, pre-embrión, calidad de vida, libertad, derecho a la salud, autonomía y muchos términos más necesitan ser definidos con objetividad por una bioética que sea referencia para todos los que tratan estos temas. Pero la misma bioética se clasifica en algunos ámbitos como «laica»; término que confunde por significar, positivamente. una recta autonomía hasta, negativamente, como combate frontal contra todo lo que suene a religión. La bioética se ha convertido en el campo de batalla de diversas posiciones, cada una, se declara a favor de la vida, o de valores fundamentales unidos a ella como la libertad, el desarrollo tecnológico, la investigación científica, la calidad de la vida, etc. Si la bioética fuera tratada sólo como ciencia, los avances concretos, teorías, descubrimientos, soluciones, y beneficios vendrían a ayudar inmediatamente a todos. Sería fácil (o al menos no tan difícil), encontrar respuesta a problemas concretos y a cuestiones fundamentales. Al menos habría un frente común. Sin embargo aunque en ocasiones no es difícil desenmascarar los errores teóricos, otras veces se argumenta con verdaderos sofismas basados en presupuestos erróneos y medias verdades, apoyados en campañas publicitarias que maquiavélicamente hacen aparecer mentiras como verdades confundiendo a muchos. Intereses creados, actitudes ideológicas, posiciones apasionadas, fanatismos y animadversiones utilizan la bioética como campo de batalla. No falta gente de buena voluntad y bien intencionada que es enlistada en este combate y creen su deber tomar posiciones y empuñar las armas. Irónicamente en nombre de la vida este combate trae muerte de inocentes y mucho sufrimiento.

Posiciones ideológicas radicales tan ponzoñosas como irracionales, son fácilmente identificables. Grupos, partidos, movimientos, asociaciones pseudo científicas o pseudo humanitarias, Empresas y poderes diversos apoyan de diversas formas sacando provecho de la situación de caos. Serían los primeros en ser desenmascarados con la autoridad de una bioética científica unificada. La discusión no se quedó a niveles de especialistas sino que tomó las calles, las plazas, los medios de comunicación participando en esa guerra todos los medios sociales. Se ha traducido en discusiones parlamentarias y ha creado leyes, ha motivado actitudes que constituyen un verdadero fenómeno cultural. Como toda guerra, ha creado divisiones y antagonismos pero también ha dañado a muchos inocentes.

La pequeña aldea en la que se ha convertido este mundo necesita unificarse y requieren una autoridad mundial en áreas como acciones bélicas, experimentación, narcotráfico, ecología, contaminación, calentamiento global, transgénicos, economía, etcétera, que no pueden regularse de otra manera. Ante esta perspectiva la bioética se perfila como fundamental con sus reflexiones, motivaciones, iniciativas, criterios de aplicación y normas generales homogéneas y coherentes, aceptadas por todos, fundamentadas científicamente y que ayuden a decisiones en personas particulares, en hospitales, en salas legislativas nacionales e internacionales, en la opinión pública, en los medios de comunicación, en organismos internacionales.

¿No habremos caído también en esta guerra? ¿No estaremos siendo arrastrados a tomar posición para ser "útiles" a intereses de otros? ¿Hemos descubierto esas trampas de manipulación de conceptos?... Piénsale.

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