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PIÉNSALE, PIÉNSALE

ARTURO MACÍAS PEDROZA

¿Qué importa si la melodía gusta o no a quien la escucha?, ¿si las canciones son largas o breves?, ¿si tienen un sentido o no? Si ninguno las entiende no importa, ella las entiende y eso basta.

Se llama Betty. No es su verdadero nombre, ¿pero qué importancia tiene que su nombre verdadero sea Isabel? Su sueño más grande es vivir en el jardín del Zoológico, o mejor aún: hacer de su propia casa una nueva arca de Noé. ¡Quién sabe por qué los otros (los papás, los hermanos) no la entienden! Se ve que a cada uno le basta poseer un pavo o un pato, unos quince conejos o sólo un perro. Pero a ella le gusta poseer una infinidad de animales, pero sobre todo le gusta festejar su cumpleaños. No sólo porque ese día estrena vestido y ve mucha gente que le dice: ¡feliz cumpleaños! La cosa más bella para ella son los regalos y la cosa peor es que no los puede pedir ("si continúas pidiendo regalos no te festejaremos el cumpleaños") ¿Qué chiste tiene el cumpleaños sin regalos? ¡Los grandes no entienden ciertas cosas!.

Se llama Mauricio. Nadie le quita de la cabeza que la cosa más bella es poseer un carro, es mas: ¡Tener varios carros y de a devis! Carros de verdad no son sólo aquellos que tienen los grandes. Él, cuando juega, juega con carros verdaderos: un Alfa Romeo, un Ford Fiesta, una Mini Cooper. Viaja en Jeep o en Atos... y que nadie se le ponga enfrente.

Se llama Mario Alfredo. No habla, pronuncia sólo monosílabas. Estar "emberrinchado" es su estado normal. La casa mejor es sin duda la casa de la abuela. Allí se está bien porque nadie le dice jamás: no hagas esto, no hagas aquello. ¡Quién sabe por qué no son todos como la abuela o el abuelo! La única cosa inaceptable es que ahí todos tiene que ser aficionados del Santos. Pero por lo demás todo está bien.

Se llama Valeria. La Guardería podría estar bien y la casa de las tías también, pero ¿quién puede hacerla entender que hay algo mejor que estar en casa jugando con las muñecas? Las otras niñas quieren jugar con ella: vengan pues; pero a condición de que hagan lo que ella quiere. Si alguno quiere ser su amigo, que la conquiste. La amistad no se la ofrece a todos...

Se llama César, Carolina, Juan, Mateo, Felipe, Antonia, Federico. Su nombre tiene muchos nombres porque su nombre es "niño" o "niña" y es el signo y la sonrisa de Dios en tu vida.

Entender y conocer a un niño es difícil. Parece que ya lo conociste y que el esfuerzo por entenderlo ha sido bueno. Luego aparece él, con la pregunta que te desconcierta, con la petición que te sorprende. Con la sonrisa que te obliga también a ti a sonreír. Es verdad. Los niños tienen algo de especial y único. Tienen un estilo muy propio de ellos, tanto que ni el mismo Jesús pudo resistir y dijo una afirmación desconcertante: "¡El reino de los cielos es de los pequeños!" Si el reino que el Padre ha preparado, con tanto amor, es para ellos, es un deber y una necesidad ponernos a escucharlos, para aprender las lecciones que ellos nos dan, al menos para no dejar morir al niño que aún llevamos dentro de nosotros.

Los niños han sido siempre los últimos, menores en todo. Frecuentemente maltratados, a veces incluso hasta la muerte. Hoy se quiere revertir la tendencia, pero no se trata tampoco del otro extremo, adorarlos al punto de abandonarlos a su presunta espontaneidad de sus impulsos naturales, sino con una justa relación con los adultos. Respetarlos no sólo como personas sino como personas que tienen el derecho a recibir de nosotros formación, pero que también tienen mucho que decirnos. Debemos aprender a escuchar, no sólo sus voces sino lo profundo de esta manera de ser que se llama niñez.

El Teletón es una buena oportunidad de amar efectivamente y concretamente a niños que necesitan de toda la sociedad para vivir en plenitud su infancia. De hacer ver el valor de la vida a todos los que la rechazan, desperdician o destruyen (no sólo por la violencia de las armas sino de las mil formas en que es atacada la vida: abortos, desprecio de los ancianos, rechazo de los minusválidos, marginación, discriminación por diversas causas, violencia intrafamiliar, corrupción, injusticia, etc.). El niño aún espera no sólo que le tutelen sus derechos sino incluso que los identifiquen, que se los reconozcan, porque erróneamente son considerados "personas incompletas". Es necesario responder a las necesidades de los niños, pero ¿cuál es su necesidad primordial? La misma de los adultos. La necesidad de ser formados. De crecer en el SER.

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