¿De los Galileos dominados por los asirios hace 2700 años? ¿De los pastores que cuidaban sus rebaños en la noche de Belén? O nosotros, hombres y mujeres, ciudadanos de Gómez y Lerdo, en esta situación crítica de violencia, desempleo, corrupción e inundación (de spots políticos), que no sabemos bien a dónde vamos a parar, que vemos los periódicos de estas últimas semanas descubriendo en ellos títulos poco alentadores: crisis internacional, clima del planeta, recesión... y el grito: ¡Basta!
Durante toda la historia del mundo cada pueblo ha afrontado la vida; cada pueblo en marcha en medio de la incertidumbre de su tiempo se reconoce en esas palabras del profeta Isaías. Pero la frase hay que leerla hasta el final: "El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz". En este día de Navidad, hay millones de personas reunidas en todo el mundo para recordar a todos, que en el nacimiento del un pequeño niño, nosotros hemos reconocido esta gran luz: "María dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada".
Cada año nacen millones de niños, entonces ¿por qué acordarnos particularmente de este nacimiento, del nacimiento de Jesús, hijo de María y José? Los Ángeles, los mensajeros de Dios, son quienes nos dan el sentido, la clave de este nacimiento: "No teman, pues les anuncio una gran alegría, que lo será para ustedes y para todo el pueblo: hoy les ha nacido, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Mesías, el Señor".
Hoy les ha nacido un Salvador... Para comprender en que este nacimiento es una buena noticia, una gran alegría para nosotros hoy, más que pensar y pensar hay que contemplar extasiados ese nacimiento que hemos instalado en la iglesia, en la casa, fuera de la presidencia de Gómez, en el kiosco de Lerdo y en algunos cruceros. Ese nacimiento que nos recuerda la noche de Belén. Sabemos que este niño que tanto se nos parece en este día de Navidad es el que ha marchado por los caminos de Galilea, anunciando la buena nueva. El que ha curado enfermos y alimentado las multitudes. En Jerusalén fue arrestado, juzgado, muerto sobre la cruz. En la mañana de Pascua, ante la tumba vacía, él es el Resucitado, el primer nacido de entre los muertos, Dios-con-nosotros. Las miles de personas que escucharon a Jesús en los caminos de Palestina se han convertido ahora en multitudes inmensas que de generación en generación han conocido su mensaje. Multitudes que han encontrado en él la Palabra de vida. La ayuda para encontrar cada quien su camino. Nadie puede entender la Navidad si no abre sus ojos, su corazón, su inteligencia al mensaje total de Jesús y no sólo a su nacimiento.
Y contemplemos también a ese niño del pesebre, ¿para qué sirve un pesebre sino para dar de comer? En este pesebre se me manifiesta como el pan de la vida, "el que viene a mí ya no tendrá hambre; el que cree en mi ya no tendrá sed". Se da a nosotros para saciar nuestra hambre, como lo hacia con las multitudes, esa hambre de justicia y de paz que tanto anhelamos en nuestro suelo lagunero. Unidos en esa misma esperanza que nos da la vida para que cada uno tenga en él la fuerza de un amor por compartir; que cada uno nos sintamos hermanos de toda persona que la vida ponga en nuestro camino.
Contemplemos también las luces. "En él estaba la vida, y la vida era a luz de los hombres", dirá el prólogo del Evangelio de Juan; "la luz resplandece en la oscuridad y la oscuridad no pudo sofocarla". En este día de Navidad, en el nacimiento, no faltan las luces que pueden representar la luz de la "lucidez"; la luz de la esperanza; la luz de la fraternidad. Estas luces se nos presentan ante nuestros ojos. Ellas nos recuerdan que, aunque nuestro mundo está en crisis financiera, económica, social, ecológica, la "lucidez" nos debe iluminar para saber que esta crisis no se soluciona cínica o ilusoriamente con poner a trabajar la "maquinita" de los billetes, de acelerar el consumo de los recursos del planeta o con esta búsqueda desenfrenada de crecimiento económico que genera un aumento de las desigualdades entre continentes y en el seno mismo de nuestro país, es uno de los factor que provocan la violencia. Lucidez para no dejarnos "apantallar" con mentiras y medias verdades que son peores aún. Lucidez para captar las trampas de argumentaciones que nos consideran estúpidos. Lucidez para captar la verdad donde este escondida o camuflada.
La luz de la esperanza... saber que el fin de un mundo no es aún el fin del mundo. En una situación actual de grandes y múltiples desafíos, nos corresponde elegir vivir en la confianza y la esperanza. Esta tristeza y depresión generalizada puede provocar un choque crítico a nuestra salud personal y social. El tiempo de Navidad es precisamente en el que Dios nos lanza y nos habla de esperanza. Esta esperanza cuestiona directamente nuestros modos de vivir, nuestras maneras de actuar en el mundo. Es tiempo de ponernos en marcha hacia una vida nueva.
Y finalmente veamos en esas luces la luz de la fraternidad... nuestra sociedad está globalmente enferma por reducir las relaciones humanas a intercambios comerciales. La ambición desmedida que nos introduce en una loca carrera en búsqueda de ganancias, ha creado distancias entre las finanzas y la economía, entre el capital y el trabajo, entre los hiperactivos y los desempleados... por tanto, la interdependencia en nuestro mundo globalizado nos obliga de hecho a solidaridades concretas. A corto y a largo plazo. Sepamos escuchar a aquellos y a aquellas que nos invitan a festejar la "Navidad de manera diferente". Con ellos, elijamos la paz hacia nuestra comarca lagunera y hacia todos aquellos que la poblamos. Celebremos todos juntos a Aquel que ha venido a nuestro encuentro, que es el Emmanuel, Dios con nosotros.
Feliz Navidad a todos. Hoy nos ha nacido un Salvador, Dios viene a salvar al mundo. Dios nos llama y nos envía para ser constructores de paz. Navidad es cada día que nos atrevemos a creer a la renovación, cuando buscamos la fraternidad, el compartir y el reconciliarnos, cuando nos atrevemos a amar y a ser amados. El objetivo es inmenso, tenemos mucho que hacer aún, paro Dios está con nosotros. Feliz Navidad en la lucidez, la esperanza y la fraternidad.
En estos tiempos de Navidad resuena un texto del profeta Isaías: "El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz". ¿De qué pueblo habla?...