Iniciemos este diálogo con una pregunta: ¿cree usted que le pobreza sea un designio de Dios?
Indudablemente que, para ser pobre, se requiere de particularidades humanas, culturales y hasta geográficas.
Actualmente, los mexicanos seguimos siendo pobres, casi como el día que aparecimos sobre la faz de la Tierra, cuando descubrieron América y se fusionaron los genes indígenas e ibéricos.
Hay quienes encuentran relación entre riqueza y pobreza en la distribución geográfica de los humanos; los ricos, por lo general, ubicados por encima del Ecuador, que divide a norte y sur; los pobres, debajo de esa marca.
Seguramente hay razones de temperatura y condiciones de la Tierra; los sometidos a los extremos de frío o calor tenemos mayor necesidad de ser productivos y encontrar cómo subsistir en tierras menos fecundas y ambientes más agrestes. Pero a simple primera revisión, no parece suficiente explicación.
Otros, que aún insisten en buscar explicaciones a partir de la genética, -racistas y admiradores de Darwin- piensan que "el rico nace, no se hace" y que tenemos genes que nos hacen tender al conformismo y buscar sólo lo necesario, asegurando que unos son más inteligentes que otros. Todos ellos han sido contradichos por la ciencia y evolución del hombre, debiendo aceptar que, en base a oportunidades y educación, los considerados débiles por herencia tienen igual o mayor éxito al buscar fortuna.
Interesantemente, hay una investigación moderna que asegura haber encontrado el gen responsable de la piel y cabellos rubios, al parecer causados por una deficiencia alimenticia entre los primeros pobladores de Europa; así, los deficientes serían los rubios, no los negros o morenos. ¿Qué le parece?
No cabe duda que la alimentación es base importante para desarrollar habilidades a partir de adquirir conocimientos. Los desayunos escolares mexicanos o la adición de vitaminas y minerales de algunos alimentos industrializados, son claro ejemplo del interés por mejorar la calidad de lo ingerido y, consecuentemente, favorecer las condiciones de salud y aprendizaje; recuerde el refrán: "estómago lleno, corazón contento" y podríamos agregar: ¡ganas de estudiar!
Revisando los factores culturales, podemos reconocer que, por una parte, los mexicas gustaban de diferenciar entre nobles y plebeyos -los llamados maceguales-; los primeros gozaban de una buena alimentación y el descansado placer de no realizar trabajo físico alguno; las actividades artesanales y de agricultura, correspondían a los de menor nivel en la escala social.
Para los ricos estaba el sacerdocio, las artes, la milicia y hasta el comercio; para los pobres los trabajos que requerían mayor trabajo físico, de más desgaste, siendo ellos quienes comían menos y mal.
Recuerde que Moctezuma tenía quinientas esposas y disfrutaba de banquetes que incluían no menos de veinte diferentes platillos; el resto del tiempo era para escuchar y atender a sus administradores y funcionarios, quienes informaban de las condiciones del reino para recibir indicaciones; luego: disfrutar del arte, particularmente la danza, música y poesía.
No deje de lado su espíritu guerrero y conquistador; indígenas dominantes que recibían tributos que mejoraban su calidad de vida, permitiéndoles sostener la mejor en situación cómoda.
Naturalmente, los ignorantes campesinos, orfebres y artesanos, sufrían hambre y pobreza, nulo estímulo para la creatividad e inventar.
En la otra línea, los ibéricos conquistadores, eran sin duda la primera potencia mundial, consecuencia de sus vastas propiedades de tierras, personas dominadas y enorme capital de trabajo.
Ante esa realidad, sus vecinos buscaban alcanzarlos en la carrera de riqueza, cosa que lograron finalmente.
Los ibéricos consideraban denigrante cualquier trabajo que se efectuara con las manos, y la monarquía con cortesanos y nobles, se permitía el lujo de no trabajar; ¿por qué habrían de hacerlo, si contaban con los altos ingresos llegados de las colonias?
Si no estimulaban la productividad al interior de España, tampoco permitían en las colonias producir aquello que pudiera competir con los españoles; únicamente dejaron desarrollar a la minería, la ganadería y algo de industria textil, debiendo pagar grandes impuestos a la Corona.
Los competidores europeos, por el contrario, saltaron de la madera al uso del carbón y el hierro, sendero que les condujo a la máquina de vapor y su aplicación en textileras y ferrocarriles, ambos generadoras de riqueza.
En contrario, España se desgastaba en guerras, pagando por armas y mercenarios; expulsando a creativos: primero a judíos y luego árabes, eliminando de sus haberes capacidades de administración, finanzas y economía.
Pronto la riqueza dejó de ser valuada en posesiones y cambia a productividad, quedando España fuera de competencia y con actitudes hacia la vida equivocadas; ahora es dependiente tecnológicamente, casi pobre.
Ni qué decir de nuestras creencias religiosas, que ponderan la pobreza hasta elevarla al nivel de virtud.
Lo anterior nos lleva a tener nuestras particularidades, que debemos conocerlas y luchar por cambiar lo malo, inspirándonos en el resonado bicentenario.
Lo invito a proponernos mejorar.
ydarwich@ual.mx