Durango

POCAS SOLUCIONES CRECER EN IGUALDAD

FÁTIMA GONZÁLEZ HUÍZAR DIRECTORA DEL INSTITUTO DE LA MUJER DURANGUENSE

La incorporación de la mujer al mercado laboral ha sido una verdadera revolución y la dignificación de su papel en la sociedad. Sin embargo, este cambio no ha ido acompañado por las necesarias transformaciones sociales para conciliar el trabajo femenino fuera de casa y las labores que las mujeres desempeñan en el hogar. La situación dista de ser la deseada, pero hay caminos que debemos explorar para conciliar vida laboral y familiar, siempre que se cuente con el esfuerzo de todos los implicados: padres, empresas y Administración pública

Algunos estudios demuestran que cuatro de cada cinco mujeres están satisfechas por tener un trabajo fuera de casa. Sin embargo, la mitad de las madres considera que esta situación es negativa para el desarrollo de los niños. Demuestran que la conciliación de la vida laboral y la familiar sigue siendo un problema, que se puede resumir en un quiero y no puedo. Es el gran dilema de las madres trabajadoras de este siglo.

La incorporación de la mujer al mercado laboral se puede considerar uno de los grandes logros del pasado siglo. No sólo dignifica el papel de las mujeres, sino que demuestra que en este campo son iguales a los hombres. En cuanto las mujeres han tenido la oportunidad de avanzar en el terreno profesional, han demostrado evidentes capacidades que, en muchos casos, han servido de complemento para las aptitudes del hombre trabajador.

La entrega, capacidad de organización o humanización de la empresa son algunos de los muchos elementos positivos que la mujer ha introducido en el. Mercado laboral.

Poco a poco, se van rompiendo los techos que les impiden acceder a puestos de responsabilidad, y ya no suena extraño que una mujer opte a la Presidencia de un Gobierno, o dirija una gran empresa. Sin embargo, esta llegada de la mujer a los puestos de trabajo, masiva a mediados de los años 80, no ha ido acompañada de los cambios necesarios en la estructura de la sociedad para que quedaran cubiertos los papeles que antes correspondían exclusivamente a las madres.

Las labores del hogar, el cuidado y la educación de los niños, la atención a los ancianos, los enfermos y los incapacitados, o la gestión de la economía doméstica, eran tareas encomendadas, durante siglos, a las mujeres de la casa. El hombre tenía un papel muy delimitado como proveedor. A él le correspondía ganarse el pan con el sudor de su frente, y esta labor parecía dejarle exento de cualquier otra tarea.

Cuando la mujer dejó de dedicarse por completo a la casa y a la familia, nadie tomó el relevo. Pero los días de esas madres seguían teniendo 24 horas, como antes; sólo que ahora estaban obligadas a estirarlas hasta el límite. La conciliación de la vida familiar y la laboral se convierte, en muchos casos, en un verdadero infierno. Pero la mujer trabajadora, incluso aunque trabaje sólo por dinero, y no por la satisfacción de desarrollarse a través de una carrera profesional, no está dispuesta, en un 80% de los casos, a renunciar a esa oportunidad.

Las razones que llevan a la mujer a dedicar gran parte de su tiempo a un trabajo fuera del hogar, dependen mucho del estrato social de la familia. En los niveles más bajos, la mujer trabaja por necesidad, y su ausencia del nido supone un serio trastorno, puesto que no suelen tener recursos suficientes para contar con alguien que le cuide a los niños, o sufragar los costes de una guardería. En las capas altas de la sociedad se percibe un mayor deseo de la mujer por desempeñar una labor profesional fuera del ámbito doméstico.

Con los pies sobre la tierra, el panorama no es muy alentador. Las madres no tienen demasiadas soluciones reales para sus problemas. Muchas recurren a los abuelos, pero es una carga injusta que convierte a los jubilados en tutores de hijos que no son suyos, y transforman «una colaboración en una obligación».

Otra solución es la de la guardería, aunque presenta dos problemas. En primer lugar, las madres reconocen que prefieren no tener que llevar a los niños tan pronto al colegio. Si pueden evitarlo, bien gracias a la ayuda de la abuela, bien con servicio contratado, lo evitan. Pero además, cuando la guardería es el último remedio, puede que su coste sea demasiado elevado -aunque menor que el de contratar una cuidadora-, o puede que no haya ninguna guardería que permita compatibilizar los horarios de hijos y padres.

Aunque los expertos se muestran optimistas respecto a los avances obtenidos en la conciliación de la vida familiar y laboral, para las madres trabajadoras sigue siendo un quiero y no puedo, un debate permanente entre su derecho a desarrollarse profesionalmente y sus deberes al frente de una familia.

No hay duda de que la igual dignidad y responsabilidad del hombre y la mujer justifican plenamente el acceso de la mujer en el ámbito laboral. Por otra parte, la verdadera promoción de la mujer exige también que sea claramente reconocido el valor de su función materna y familiar, tales funciones y profesiones deben integrare entre si, si se quiere que la evolución social y cultural sea verdadera y plenamente humana, el hombre necesita entrador al tema de la paternidad responsable y de esta manera armonizar el entorno familiar, fortaleciendolo con la figura masculina.

El Gobierno del Estado a través del Instituto establecerá el programa de Cultura Institucional donde se trabajara fuertemente por la conciliación entre la vida laboral y familiar, entre otros temas.

Hace falta un esfuerzo de todos, y al mismo tiempo.

Leer más de Durango

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Durango

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 623925

elsiglo.mx