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POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

"¡Cachirula!". Así le dijo don Astasio a su mujer cuando la sorprendió en agitado trance de entrepierna con un desconocido. Linda palabra es cachirulo. Nos evoca la figura de un queridísimo artista mexicano, Enrique Alonso, cuyo Teatro Fantástico puso fantasía en la vida de incontables niños, y que escogió ese vocablo, "Cachirulo", como su nombre artístico. Entre otras acepciones del vocablo, cachirulo es la moña que con los colores de su ganadería se pone a los toros de lidia cuando salen al redondel, y es también el levísimo juguete que en México llamamos papalote, en alusión al vuelo de la mariposa, y que en otras partes se nombra paloma, birlocha, pandorga, barrilete, milocha o volantín; el cometa que los niños -tengan 5 años de edad, u 85- hacen subir por los hilos del aire en cumplimiento de la innata vocación del hombre de alcanzar la altura. Pero advierto que me estoy apartando del relato. Vuelvo a él. La esposa de don Astasio, Facilisa, acostumbrada a los dicterios que su marido le enrostraba cuando pillábala en aquellas ilícitas refocilaciones, le rogó que le explanara el significado de aquella palabra, "cachirulo", usada en femenino, pero que no se lo dijera en ese instante, pues de momento estaba muy atareada y no tenía tiempo para ocuparse en gramatiquerías. "¿De modo -le preguntó, severo, don Astasio- que prefieres el adulterio a la cultura?". "Cada cosa a su tiempo" -replicó ella. "Es cierto" -pensó el mitrado esposo, quien recordó el proloquio latino que había leído en la carátula de un reloj antiguo a manera de juego de palabras: "Tempora tempore tempera". El tiempo alivia de los (malos) tiempos. Se prometió, sin embargo, decirle a su mujer que la palabra "cachirulo" se emplea también para tildar a la persona que tiene relaciones amorosas ilícitas. Los expertos en demografía están deseando que ya no haya en México tantas relaciones de amor, ni lícitas ni ilícitas, pues les ha preocupado grandemente el aumento de población habido en el país en la última década, superior en más de 4 millones de nacimientos al número que ellos habían calculado. Se preguntan esos especialistas si la nación tendrá los recursos que se necesitan para atender las necesidades de una población así creciente. Tal inquietud, sin embargo, están muy lejos de sentirla quienes con su incansable actividad genésica, no acotada por ningún medio anticoncepcional, propician tal aumento. A esa categoría pertenece don Fecundino Pitorreal, quien era padre ya de 14 hijos. Una trabajadora social lo amonestó. "Don Fecundino -díjole-. Cuando esté en el acto del amor piense que tendrá que alimentar una boca más". "Señorita -replicó el prolífico señor-, cuando estoy en el acto del amoro pienso que puedo alimentar a toda la República Mexicana". (Y seguramente también, cuando se acerca el culmen del erótico pináculo, a varias naciones hermanas de América Central). No estaría por demás renovar campañas como aquélla de "La familia pequeña vive mejor", a fin de recordar a todo el personal un sabio refrán que dice: "De los abracijos nacen hijos"... Babalucas le dice a su mujer: "Si tuviéramos dinero pasaríamos seis meses del año en Nueva York, seis meses en Roma, y los otros seis meses en París". Le indica la señora: "Pero ésos son 18 meses". "¿Lo ves? -replica Babalucas-. El dinero hace milagros"... Pepito iba por la calle. Traía una mano en el bolsillo del pantalón, y en la otra llevaba una gran pieza de pan. El Padre Arsilio se cruzó con él y le dijo sonriente: "Veo, Pepito, que vas sosteniendo la fuente de la vida". "Sí, padre -responde el muchachillo-. Y también una pieza de pan"... Don Cornulio recibió un anónimo. Decía el mensaje: "Tu mujer te está engañando con un judío". Hecho una furia don Cornulio fue con su esposa y le reclamó. "Me dicen que me estás engañando, y que tu amante es un judío". "Eso no es cierto -replicó la mujer con absoluta calma-. ¿Dónde oíste semejante mishegass?". (Nota: consulté un glosario de términos del hebreo y el yiddish, y aprendí que la palabra "mishegass" significa "necedad, locura, absurdo")... En el motel de pago por evento ella le dice a él: "Si fueras un caballero no me pedirías que hiciera esto". Responde él: "Y si tú fueras una dama no me cobrarías"... FIN.

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