"No pienso que ninguna campaña política justifique una moratoria del sentido común."
Dwight D. Eisenhower
El calendario oficial del Instituto Federal Electoral dice que las precampañas para la elección presidencial del primero de julio de 2012 no pueden empezar antes del 18 de diciembre de este 2011. La realidad, sin embargo es otra. Todos los aspirantes a la Presidencia de la República están ya en abierta campaña.
Esta semana hemos visto en Chihuahua el primero de cuatro debates entre los priistas Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones. Los tres panistas sobrevivientes, Josefina Vázquez Mota, Santiago Creel y Ernesto Cordero, hacen presentaciones de manera cotidiana. Andrés Manuel López Obrador no ha dejado de hacer campaña desde el 2006 y aprovecha además para su beneficio los tiempos en los medios del Partido del Trabajo y del partido que antes se llamaba Convergencia.
Marcelo Ebrard es el único de los aspirantes que se mantiene en un cargo público, pero eso no le impide hacer campaña cotidianamente. De hecho, este pasado fin de semana en lugar de luna de miel tuvo una gira electoral. El propio Humberto Moreira, convertido en protagonista de los anuncios del PRI, parece haber ya empezado la campaña del 2018.
Si todos los políticos están en campaña, ¿cuáles son las restricciones que se aplican a los suspirantes de aquí hasta el 18 de diciembre? La principal --y hasta puedo ver el propósito fundamental de la reforma electoral del 2007-- es la prohibición a la compra de espacios de radio y televisión. Pero ésta es una limitación que no se aplica únicamente en estos tiempos de preprecampaña sino en todo momento. La compra de espacios en periódicos, revistas e Internet, en cambio, se puede hacer libremente en cualquier momento, incluso ahora que no ha empezado siquiera la precampaña.
La otra prohibición se aplica a la "calumnia" o la "diatriba". En otras palabras, no se permite en nuestro país llamarle corrupto al corrupto. Pero esta censura a la crítica político está en vigor todo el tiempo y no sólo en un período determinado.
La única restricción que se aplica en la preprecampaña y que se levantará el próximo 18 de diciembre es la de hacer llamados al voto. Esto es, mientras los aspirantes no digan en sus presentaciones "Vota por mí", podrán expresar lo que se les antoje acerca del país y lo maravilloso que han sido ellos en su carrera política o pueden ser en el futuro si los votantes les dan la oportunidad.
¿A quién se le ocurrió que estas nuevas reglas iban a crear una nueva equidad electoral? No lo sé. La restricción más significativa es la compra de tiempos en sólo dos medios de comunicación, en un mundo en el que la información tiene vehículos cada vez más diversos. El término "compra", por otra parte, ha sido interpretado de una manera laxa, como ocurrió cuando el Tribunal Electoral consideró que una televisora de Nayarit había "vendido" tiempo a dos candidatos para un debate a pesar de que no se pagó ningún dinero por ese espacio.
Por lo pronto, la idea de que la regulación de las precampañas crearía una carrera en la que todos los participantes empezarían a un tiempo y desde un mismo punto de partida cae por tierra. A menos de nueve meses de distancia de la elección todos los candidatos están ya en campaña. Sólo alguien que no sabe cómo funciona la política podía pensar en prohibir hasta las precampañas antes del 18 de diciembre. La gran pregunta es para qué hacen leyes los políticos si después sólo buscan cómo darles la vuelta.
LESA HUMANIDAD Un grupo de personas, entre quienes se encuentra John Ackerman de la UNAM, van a demandar al presidente Felipe Calderón ante la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad. ¿La razón? Que el presidente ha tratado de combatir el crimen organizado. Es público mi desacuerdo con la forma en que el gobierno está combatiendo a los criminales, pero enjuiciar a un presidente por tratar de hacer cumplir la ley es un despropósito.
Twitter: @sergiosarmient4
