Vivir en la región fronteriza de México y Estados Unidos tiene algunas ventajas, entre ellos el poder aprovechar lo mejor de cada país.
Pero también conlleva inconvenientes como soportar los problemas en las fronteras que no se resuelven y que se prolongan indefinidamente en perjuicio de ambas comunidades.
Son esas contrariedades que leemos y escuchamos todos los días en los medios de comunicación y que los políticos y también los periodistas repetimos y discutimos sin cesar, pero sin llegar a ninguna parte.
Peor todavía, algunos se han agravado con el tiempo y en algunos casos diríamos que habría sido mejor haberlos ignorado.
A continuación enlistamos los principales:
1) La reforma migratoria. Desde que surgió con insistencia este reclamo al principio de la década pasada, nada ha avanzado en los Estados Unidos. Por el contrario, y a pesar de discursos y propuestas, el trato contra indocumentados es cada vez más inhumano y cruel como quedó demostrado con la muerte de Anastasio Hernández.
2) El narcotráfico. Cuanta más difusión se da a este fenómeno, más crece y se ramifica. No hay sector de la economía y la sociedad que no esté contaminado por el comercio de drogas. Los métodos para combatirlo no han resultado eficientes y lejos de controlarlo el narcotráfico es cada vez más fuerte y poderoso. Así lo demuestran los decomisos gigantescos en la frontera en los meses recientes así como la inmensa riqueza de los capos.
3) Combate a la impunidad. Recordamos este lema político desde el gobierno de Carlos Salinas de Gortari cuando la violencia en México surgió a raíz de la ejecución del cardenal Juan Jesús Posadas, el levantamiento en Chiapas, el asesinato de Luis Donaldo Colosio y otros sonados crímenes que siguen cubiertos con el velo de la impunidad. Y lo mismo sucede con los casi 40 mil homicidios ocurridos en el sexenio de Felipe Calderón, cuya mayoría están sin aclarar.
4) Alto a la drogadicción. Empezó con campañas muy pegajosas como aquélla de "Di no a las drogas", pero los resultados para reducir el consumo de sustancias tóxicas en México y en Estados Unidos han sido raquíticos, por no decir que desastrosos. El tipo de drogas se ha multiplicado y no se diga el número de adictos entre los niños, jóvenes y adultos.
5) Frontera ágil y expedita. Fue en tiempos del presidente Bill Clinton cuando se acuñó esta frase durante las discusiones del Tratado de Libre Comercio. Eso ocurrió en 1994 y ahora 17 años después, la frontera México-Estados Unidos es lenta, complicada, burocrática, enrarecida, colmada de agentes, penosamente reforzada y más violenta que nunca. Con todo y avances tecnológicos el tiempo promedio para cruzar la garita Tijuana-San Ysidro, la más grande y transitada, es de una hora y media.
6) Educación de calidad. Los mexicanos han recibido en las últimas décadas una educación mediocre, insuficiente y con recursos humanos y tecnológicos limitados. Con muy contadas excepciones, los planteles de educación básica, intermedia y superior en México no cumplen con los estándares internacionales de calidad como tampoco cuentan con maestros y personal educativo a la altura de los tiempos modernos. Es doloroso ver hoy en día cómo miles de graduados universitarios terminan en las filas del desempleo o con trabajos de medio tiempo y mal pagados que nada tienen que ver con sus estudios.
7) La inseguridad ciudadana. El problema es más grave en México, pero afecta a Estados Unidos y muy especialmente a la región fronteriza. Acabamos de visitar la ciudad de Monterrey que por muchos años fue sinónimo de modernidad y paz. Hoy la capital de Nuevo León vive un ambiente de violencia, desconfianza y temor al igual que decenas de ciudades mexicanas. En algunas entidades hay avances contra el crimen, pero en otras ni siquiera existe una estrategia definida para derrotarlo.
Aquí dejamos la lista de problemas sin resolver, no queremos echar a perder su desayuno ni su fin de semana. Hasta la semana entrante.
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