Una de las importantes "puntas" del reto educativo mexicanos está en sus profesores. La otra, son los estudiantes, basta y rica en talento, sobrada para poder participar en la formación de nuevas generaciones contribuyentes al bien común.
El tema de la capacitación magisterial se ha politizado con la participación de un sindicato comprometido en los intereses propios, que en muchas ocasiones se alejan a los nacionales, enturbiando la posibilidad de capacitar y desarrollar a buenos "profes", esos que nos urgen en las aulas de todos los niveles.
Cierto que se han dado algunos pasos importantes; entre ellos sobresale el programa Profordems (Programa de Formación Docente del Nivel Medio Superior), que se orienta a preparar y actualizar a los profesores de bachillerato para darles las herramientas necesarias en el mundo globalizado; sin embargo falta hacer más, incluyendo en el esfuerzo a la primaria, la secundaria y la universidad.
Un ejemplo latino es Chile, que se ha propuesto, en base a la educación y atendiendo la formación docente, ser: "Nación del primer mundo para el año 2018"; otros más lejanos, como los países de oriente, insisten en mantener la calidad y con ello el respeto a la profesión de educador, incluyendo en el concepto la remuneración adecuada.
Finlandia es otro buen ejemplo: sus profesores tienen el mismo sueldo que un profesionista de éxito, médicos, por ejemplo.
Los nuestros, tienen que luchar para lograr un ingreso suficiente para vivir decorosamente y deben comprometerse hasta con "dos plazas de tiempo completo" cumpliendo aquello de: "el que sirve a dos amos, con alguno queda mal" ...o con los dos, podríamos escribir en muchos de los casos.
Hace años, dialogando sobre el tema con un estudiante de bachillerato, entonces en intercambio académico con Japón, me escribió "chateando":
"...y además, la manera de pensar es diferente: el mexicano es buena gente, pero muy flojo; entre menos → jale→ ... mejor, al fin que con cualquier cosa se conforma".
"Por eso las malditas huelgas, que en lugar de jalar más para exigir, las usan de pretexto para no trabajar; ¿y los profes?"
"→ Nomás pregúntales a los japoneses cuál es la jerarquía de un profesor japonés: todo lo contrario de uno americano; allá, las mamás rezan para que sus hijos se conviertan en profesores, porque es lo máximo; todo mundo "se les cuadra" a los sensei, aun señores los saludan con cabeza agachada, pero así como los respetan, así son también de eficientes y honorables".
"Aquí, un profe va a trabajar a fuerza y no se preocupa si el alumno aprende o no; es más, aquí es deber del alumno si aprende o no, pero allá es al revés: allá no hay alumnos malos, sólo profesores malos; ellos deben de enseñar a toda costa; intentar una y otra vez, hasta que puedan".
"Tan fácil, aquí -en México- yo tengo que preguntarle al maestro lo que no entiendo; allá es diferente, el maestro debe ser capaz de darse cuenta de si el alumno entiende o no; yo no tendría que decirle nada, él sólo debe darse cuenta que no entendí y él mismo se las ingenia para explicarme de otra manera, hasta que entienda; yo no debo preguntar jamás, porque para eso está el maestro y lo ofendería. Y ese error todos lo cometen; es decir los extranjeros, que no conocen la cultura".
"Para que te des cuenta de qué tan diferente es allá".
Esa "cátedra" la recibí hace años y aún me obliga a pensar en la grave responsabilidad que tenemos quienes nos dedicamos, de alguna manera, a participar en la educación de los jóvenes mexicanos.
Hoy día, es un médico en servicio social, que por cierto se tituló aun antes del plazo señalado -al terminar todo su programa de enseñanza- y estoy cierto que en mucho influyó su "abrir de ojos" ante otras culturas y formas de prevenir el futuro.
México es un país rico, que cuenta con todos los recursos naturales para ofrecer una calidad de vida suficiente a sus habitantes; pero también debe esforzarse en preparar a profesionistas competentes, que sepan aprovechar las riquezas de su país; se empieza por tener buenos profesores, que posean el conocimiento sobrado para facilitarles la enseñanza, el camino del éxito.
Hay mucho trecho por recorrer y respeto a recobrar por nuestros profesores, aunque debo escribir que bastantes se ganan a pulso el reconocimiento y la admiración de sus pupilos; hubo otros, muchísimos más, que nos ayudaron con sus enseñanzas a ser personas de bien.
Para todos nuestra admiración y respeto, haciéndoles un llamado: ¡el pedido urgente! de esforzarse en darnos lo mejor de cada uno, porque no podemos permitirnos tener a más de la mitad de los mexicanos en la pobreza, menos aún teniendo nuestro rico territorio nacional.
O ... ¿usted qué piensa?
Ydarwich@ual.mx