La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) determinó que las pruebas periciales en psicología para casos de violencia familiar no tienen como objetivo comprobar determinada conducta, sino que sólo sirven como prueba directa de la existencia de actos violentos.
La Primera Sala del alto tribunal puntualizó que esta prueba no tiene como objeto directo demostrar los hechos de violencia familiar narrados, o las conductas de violencia familiar hechas valer.
En cambio, subrayaron que dicha prueba pericial sólo permite conocer la situación psicológica de las partes para determinar, en función de las demás pruebas aportadas, el daño emocional provocado a los miembros de la familia.
Al emitir un criterio, los ministros de esta sala subrayaron que los peritos en la materia tienen la tarea primordial de identificar el daño psicológico o moral que presentan las víctimas y realizar un diagnóstico sólido para presentarlo en un informe pericial suficientemente claro, de utilidad para los jueces respectivos.
Añadieron que el peritaje psicológico de la violencia familiar es más que un conjunto de instrumentos destinados a responder a una pregunta requerida por el juez, y representa el punto donde se inserta la psicología y el derecho, porque investiga el mundo afectivo, volitivo y cognitivo de los sujetos involucrados en un litigio para respaldar un saber científico.
De esta manera, los ministros indicaron que por su naturaleza, el diagnóstico pericial puede servir como prueba directa de la violencia familiar, ya que al tratarse del estado psicológico actual de las personas, puede ayudar a concluir si deriva de actos violentos, aún cuando no se mencionen concretamente cuáles fueron.
