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Pseudocientíficos

Diálogo

YAMIL DARWICH

La ciencia, descendiente de la filosofía, es la base para el desarrollo de las tecnologías aplicadas y es imposible predecir hasta dónde llegaremos en el futuro.

Por lo general, no somos capaces de dimensionar los alcances de este desarrollo científico, que ha repercutido en la tecnología aplicada a la vida cotidiana, civilidad y prevención de la salud humana; la capacidad de asombro ya ha sido rebasada y cuando nos hablan de robots superespecializados o computadoras que pueden pensar, repararse y tomar decisiones por sí mismas ¡sin consultar a humanos!, tampoco nos parece extraño.

Algunas de las repercusiones sociales han sido mal previstas, caso de la píldora anticonceptiva y la consecuente liberación sexual, hasta llegar al libertinaje, por ejemplo.

Al mezclarse con los intereses económicos y políticos, pueden transformarse en lo que el profesor Dan Agin, neurobiólogo de la Universidad de Chicago, llama "ciencia basura", que abandona la metodología y la objetividad, al corromperse atendiendo intereses particulares.

Ante la falta de conocimiento del grueso de nosotros, -los ciudadanos- la información corre a través de los medios de comunicación masiva que, definitivamente, tienen orientados sus esfuerzos a atender intereses políticos, comerciales o de divulgación variada de grupos de poder, sean éstos sociales o económicos.

Muy pocas son las excepciones, quedando restringida para las masas la "verdad verdadera" de la ciencia/técnica: su aplicación real.

Como ejemplo, le cito la llamada "guerra de las galaxias", de la que mucho hablamos, cuya tecnología y reales alcances desconocemos de fondo.

La ciencia formal, frecuentemente ha sido reprimida y otras veces manipulada; piense en Galileo, que debió retractarse del conocimiento para evitar la ira de la Iglesia; imagine el daño que provocó tan obcecada posición al avance de la astronomía y la física, postura que terminó hace unos pocos años, con la retractación del propio Papa.

Otro ejemplo fue la frenología, desarrollada por el neurólogo Joseph Gall -1758-1828- que aseguraba descubrir capacidades y enfermedades a partir de la forma del cráneo, favoreciendo la discriminación; o la eugenesia, propuesta por el británico francés Galton, -1822-1911- que afirmaba, a partir del estudio de la genética incipiente y las etnias del mundo, podía definir personas superiores o a quienes debían favorecerles la concepción y otras a las que deberían evitarles propagasen sus genes, discriminación inaceptable. Su influencia llegó a favorecer promulgar leyes como la "Johnson Reed", que prohibía la entrada a E.U.A, de aquellos considerados inferiores y pocos imaginamos la influencia que tuvo entre algunos científicos de la Alemania Nazi y el exterminio de judíos, particularmente sanos, con la justificación de "purificar a la raza".

En visión diferente, la ciencia también ha sido manipulada por conveniencias políticas, caso del Lysenkismo de la URSS, cuyo creador Trofim Denisovich Lysenko -1898-1976- tomó las teorías de Jean-Baptiste Lamarck -1744-1829- asegurando que las características de plantas y animales cambiaban por influencia ambiental. De fondo, atacaban las teorías genéticas mendelianas - apoyando a Lenin- por considerarlas burguesas.

Otras veces, el ser humano es impulsado por su propia vanidad, caso del cráneo de Piltdown, que fue construido con una bóveda craneal y macizo facial humano y una mandíbula de orangután. El fraude antropológico dañó fuertemente la creencia de la teoría evolutiva y la aceptación de los fósiles del hombre de Neanderthal.

En la investigación médica, se han dado muchos casos de fraude y una de las razones es la obligación de publicar para mantener presupuestos de investigaciones, subsidios o pago de mayores sueldos.

De hecho, en las Universidades, los investigadores reconocidos por Conacyt, tienen la obligación de hacer publicaciones periódicas bajo la advertencia de cancelar sus estímulos económicos en caso de no cumplir con esa obligación.

La "Office of Research Integrity", de siglas OFI, que depende del Instituto Nacional para la Salud Pública de EUA, entre 1993 y 1997, descubrió a 61 científicos que habían cometido fraude entre 150,000 publicaciones, en el campo de la biomedicina, analizando 400 revistas de especialidad, encontrando insuficiencia de fundamentos para aseverar los resultados declarados en 0.0004 %.

Se calcula que hay 5,600 publicaciones anuales, lo que hace presumir que el número de fraudes puede ser mayor.

A pesar de ello, se ha ido fortaleciendo un nuevo "culto a la ciencia", en donde se acepta ciegamente, como verdad, muchas de las aseveraciones que no están debidamente sustentadas y en algunos casos se trata de fraudes urdidos con fines de lucro; como ejemplo: algunos anuncios de supuestos medicamentos con efectos curativos, que en realidad solamente poseen registros ante la Secretaría de Salud, como complementos alimenticios.

La ciencia nos acerca a tecnologías que facilitan mejores formas de vida social, familiar y laboral, más cómodas y con altas expectativas de salud y vida, pero no todo es verdad.

Aprendamos a diferenciar entre las que son éticas y las otras, enmarcadas en lo pseudoprofesional. ¿Qué opina?

Ydarwich@ual.mx

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