Juan Pablo II fue llamado "El Papa Peregrino", porque ésa fue una de sus características más sobresalientes, así como su sencillez y su misticismo. Las nuevas generaciones tal vez no valoren esta actividad del Papa porque no vivieron la época de no tener la presencia en vivo de un jerarca de la Iglesia Católica, únicamente en los noticieros. Tenías que viajar a Roma y en día domingo permanecer en la Plaza de San Pedro a la espera de su salida al balcón papal para recibir su bendición, como una figura lejana, lejana, aunque para la fe del católico eso significara un gran acontecimiento. Si eras de los afortunados que la agencia de viaje te consiguiera asistir a la audiencia papal en Castelgandolfo o en la sala de audiencias del Vaticano, podías tener una visión más cercana de él, pero, aún lejana, sin comparación a lo que se vivió con Juan Pablo II.
A partir de su aceptación al pontificado, su imagen en todos los medios de comunicación fue constante. Veíamos su amable sonrisa llena de amor al prójimo, besando la tierra de los lugares que visitaba al bajar del avión, cuando sufrió el incomprensible atentado en la Plaza de San Pedro, donde realmente se temió por su vida, y su increíble recuperación, atribuida a la fe tan grande hacia la Virgen María (cuando se convirtió en Papa su lema pontifical fue: "Totus tuus" -todo tuyo, refiriéndose a la Madre de Cristo); así como el perdón otorgado a su agresor. Fue el primer Papa en visitar una mezquita, en utilizar el Internet, en conmemorar el Holocausto en el campo de concentración de Auschwitz. Dominando docenas de idiomas, visitó Egipto, España, Canadá, Cuba Irlanda, Polonia, México, Brazil, África, etc., viajando el equivalente a rodear el globo terráqueo 31 veces.
Su muerte ocurrida en abril del 2005, causó dolor en católicos y seguidores de otras religiones por su permanente actividad humanística y su ferviente dedicación en pro de la Paz, los pobres y los desvalidos. Su papel preponderante en la caída del Muro de Berlín, a partir de su intervención apostólica a favor de su querida patria: Polonia, fue ratificada por Mikhail Gorbachev, quien en 1992 dijo: "Todo lo que pasó en la Europa Oriental en los últimos años hubiera sido imposible sin la presencia del Papa Juan Pablo II, y sin el importante papel, incluyendo el político, que desempeñó en el panorama mundial". Tan solo este hecho, que liberó a millones de personas de la sujeción impuesta por un régimen tiránico y decadente, alejándolos muchas veces de sus seres queridos sin tener la posibilidad del acercamiento físico, y, sobre todo, privándolos de la práctica de la Fe, que siempre es imprescindible para el desarrollo humano; tan solo este hecho, repito, es para reconocer su valía como líder espiritual.
Nunca cesó en sus esfuerzos para buscar la reconciliación con las tradiciones de la Iglesia Ortodoxa. En 1986 logró la reunión de grandes líderes religiosos en Asís, Italia, tales como el Dalai Lama, el Arzobispo de Canterbury, los ministros hindúes Sicks, los sacerdotes de Zoroastro, etc. Fue el primer Papa moderno en visitar una sinagoga y establecer relaciones diplomáticas con Israel, refiriéndose a los judíos como "los hermanos mayores" en la fe y a los protestantes como "hermanos separados"; todo esto en busca de un Ecumenismo que pudiera conllevar a la paz mundial.
Y... ¿con todo lo anterior, aún hay quien se cuestiona el que Juan Pablo II sea beatificado?... Debemos alegrarnos que un ser humano de nuestro tiempo, con todo ese carisma espiritual, sea tomado en cuenta para ser elevado a los altares. Así podemos pedir su intercesión con toda la confianza, como si recurriéramos a un hermano mayor o a un amigo muy querido. Ahora que si a esas personas no les interesa la religión católica, entonces, ¿cuál es el caso de hacer señalamientos negativos sobre algo que a ellos ni les va, ni les viene?... Por favor... déjenos disfrutar este hecho tan memorable para nuestra Fe.
Seguidores de Juan Pablo II... ¡Regocijémonos!...
