Una de las virtudes del gobernador de Durango debe ser sin duda la prudencia. Ahora que el recién estrenado gobierno de Rubén Moreira en Coahuila anda raudo en tomar medidas que desde su perspectiva sirvan como herramienta para el mejoramiento de la seguridad pública y hasta la idea de lanzar una nueva constitución para Coahuila, el titular del ejecutivo estatal ha sabido mantener la calma en medidas como las que unilateralmente lanzó Moreira como lo es el impedimento que de vehículos que porten permisos provisionales de otros estados no puedan circular en Coahuila.
El argumento, y con razón, es para regularizar a todos esos vehículos que están en las calles sin placas y que son un verdadero riesgo para el resto de los carros que circulan en orden y pagan los impuestos correspondientes. El que una unidad automotriz no cuente con las láminas correspondientes de identificación es ya de suyo un riesgo y una anomalía al cumplimiento de las leyes, como lo era la disposición de no permitir en Coahuila que autos con permisos legales provisionales de otros estados pudieran transitar por las calles.
En el hecho entonces de no reconocer los permisos de otros estados, el primer agraviado es Durango, porque es obvio que La Laguna la componen ambos estados y el tránsito interestatal es continuo, a diferencia de Nuevo León, San Luis Potosí, Zacatecas o Chihuahua donde hay que recorrer carretera para internarse en territorio coahuilense, en La Laguna es un accidente político que estemos separados en dos entidades federativas distintas.
Con esa circunstancia, una reacción pudiera haber sido que Herrera Caldera reaccionara sancionando con la misma medida que Moreira, y determinar a la brava no permitir lo propio en su estado, esto es, que los permisos de Coahuila y de los demás estados no pudieran tener validez en Durango.
En vez de eso, el duranguense ordenó a su Congreso Local legislar para que los municipios de Durango dejaran de tener la potestad de poder expedir permisos para circular, arrancándoles de paso a los ayuntamientos una de las principales fuentes de ingresos propios.
Esta disposición del gobernador de Durango fue una muestra de que él no tiene intenciones de generar alguna rispidez con su vecino Rubén, y como él fue funcionario de primer nivel en el gobierno de Ismael Hernández Deras, sabe que su exjefe no tenía una relación muy cercana con el profesor Humberto Moreira, y como conoce a los hermanos, tal vez él ha escogido otro sendero en lo que respecta a las relaciones con su homólogo coahuilense.
Pero lo que ya no es una coincidencia o circunstancia coyuntural, es la propuesta de Jorge Herrera de que el Estado de Durango emita una nueva constitución local, justo como lo acaba de anunciar apenas semanas atrás Rubén Moreira.
Esto ya parece un indicador de que si bien es cierto se debe agradecer que Herrera Caldera no sea factor de conflicto o tirantez entre los gobiernos estatales de Coahuila y Durango y que el plegarse a la erradicación de la manera de expedir permisos provisionales para circular que dificultaban que en La Laguna se tuvieran mayor índice de plaqueo, la idea de que Durango tendrá una nueva Carta Magna como será en Coahuila pues ya parece realmente una copia - que es muy válido la verdad- de algunas directrices del gobierno de Rubén Moreira.
Qué bueno, en el fondo, que don Jorge tome lo bueno que ve en otros estados, por lo que hay que hacer votos es que no le vaya a dar a él o a algunos malos funcionarios -como dicen los Moreira que sucedió en Coahuila- la tentación de contratar deuda ilegal y por varios miles de millones de pesos para luego legislar y dejar a los duranguenses con una droga per cápita de casi trece mil pesos, incluyendo bebés y ancianos, como lo es en Coahuila.
Cada duranguense debe casi dos mil pesos de deuda estatal, no vaya a ser que cuando termine Herrera deba como los de Coahuila. Ojalá esa maña no se le pegue.
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