Los Gallos del Querétaro se acercaron a la salvación tras vencer 1-0 a los Rayos del Necaxa en el 'clásico del descenso'. Querétaro casi manda a la división de ascenso a Necaxa
La mirada lo delataba. Daniel Alberto Brailovsky estaba, físicamente, en la zona técnica del Estadio La Corregidora; su mente, en el limbo... Al igual que el Necaxa.
Los rojiblancos han sido incapaces de salir del sótano de la clasificación que define al conjunto que descenderá. Si no levantan pronto, perderán la categoría cuando el torneo apenas empiece su segunda mitad.
Requieren 15 unidades para comenzar a pensar en salvarse. Les quedan 39 por disputar.
Otra tarde de pesadilla para el "Ruso", quien ha conseguido que los Rayos sean uno de los equipos más parejos en lo que va del Clausura 2011. Han perdido todos sus encuentros.
El de ayer tenía una carga emocional importante. Visitaron al club del que menos lejos están en la tabla porcentual. Duelo crucial para ambos, aunque los jugadores del Querétaro parecieron ser los únicos que lo entendieron así.
En menos de cinco minutos ya habían conseguido un par de anotaciones. Ambas fueron anuladas correctamente. La primera, por fuera de juego de Adrián Romero; la otra, a causa de un vulgar jalón de cabello propinado por Carlos Bueno a Paulo César Chávez.
Era cuestión de tiempo. Los Gallos Blancos salieron al césped con el cuchillo entre los dientes, como se juega un partido vital en la lucha por el no descenso; los Rayos, hasta con una cierta dosis de displicencia.
La gente también entendió lo trascendental que era el choque. La Corregidora prácticamente se llenó. Los hidrocálidos fueron apretados desde que arribaron al inmueble.
Presión que no disminuyó dentro del campo. Los dirigidos por Gustavo Matosas gobernaron buena parte de la contienda, aunque Bueno careció del "punch" que presumió durante las primeras dos jornadas. Fue controlado por Pablo Quatrocchi.
Se necesitaba que alguien rompiera la tensión. Efraín Cortés se animó a vestirse de héroe.
El central colombiano desprendió y tiró aquella maravillosa pared con Bueno. La definición fue digna de libro de texto (59').
Óscar Pérez volvió a suspirar y, en los minutos finales, trató de romper la sequía ofensiva del Necaxa. Su esfuerzo resultó estéril. Los Rayos no sólo carecen de gol (único equipo que aún no marca en el torneo), no tienen espíritu... y Brailovsky vive tiempo extra.