"La quiebra puede eliminar a dueños y directivos en particular, pero no la competencia."
Thomas Sowell
Hay una razón importante por la cual los sindicatos se oponen siempre a las privatizaciones y exigen rescates gubernamentales de firmas quebradas. A una empresa privada no la pueden extorsionar de manera indefinida. Las instituciones gubernamentales, en cambio, no tienen forma de escapar.
En el caso de Mexicana de Aviación, los sindicatos están organizando protestas para exigir un rescate gubernamental. Los contribuyentes tendrían que pagar cientos de millones de dólares para salvar una aerolínea que proporciona un servicio al 5 por ciento más rico de la población.
El rescate, el último de muchos en la aviación civil, sería una acción de competencia desleal para las empresas que sí hicieron su trabajo. Aeroméxico, Interjet, Volaris y VivaAerobús han ampliado sus servicios e ingresos gracias a que manejaron mejor sus finanzas y estrategias. Rescatar a Mexicana, para que compita nuevamente con ellas, sería retornar la vieja costumbre del Estado mexicano de rescatar a los perdedores y castigar a los ganadores a costa de los contribuyentes. Ésta es una de las razones por las que hemos tenido tantos problemas para construir empresas triunfadoras en México.
La función del Estado mexicano no es la de rescatar empresas. En todo caso debe mantener las políticas adecuadas que permitan una competencia sana que beneficie a los consumidores y no a los sindicatos o a los dueños de las empresas. Se podrá argumentar que en el corto plazo conviene a los consumidores rescatar una aerolínea que mantendrá precios bajos en el sector aeronáutico. Pero en el largo plazo deben sobrevivir los más capaces y no los que tengan mayor cercanía al poder o a los sindicatos. Si Mexicana sobrevive será porque queda suficiente valor en la empresa para que un grupo de inversionistas privados invierta en su futuro.
La falta de un rescate, nos dicen, sacrificaría cientos o miles de empleos. Pero mientras los sindicatos buscan rescatar una empresa quebrada, las demás aerolíneas están contratando pilotos, sobrecargos y mecánicos, sólo que con contratos que permiten mejores posibilidades de competir.
Mientras esto ocurre en la aviación, la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación mantiene su paro indefinido en Oaxaca. En 31 años los maestros de Oaxaca no han impartido un solo ciclo lectivo completo. El nivel de instrucción en el estado es quizá el peor del país. Y digo quizá porque, como el sindicato no permite que se apliquen ahí las pruebas que permitirían conocer el verdadero nivel de instrucción, no lo sabemos.
Si el Estado actuara en beneficio de los ciudadanos dejaría que quebrara el sistema educativo de Oaxaca y empezaría a construir otro nuevo bajo el principio de que la educación pública debe servir para instruir a los niños y no para beneficiar a los líderes sindicales. Esto no se puede hacer, sin embargo, porque al contrario de las empresas privadas, las instituciones públicas no pueden quebrar o siquiera despedir a los peores trabajadores sindicalizados.
No sorprende que los líderes sindicales promuevan los rescates gubernamentales de empresas quebradas y se opongan a las privatizaciones. El poder que ejercen sobre las instituciones públicas será siempre mayor al que puedan tener sobre una empresa privada. Y esto, me temo, es una triste realidad para los mexicanos que tenemos que pagar el costo de las instituciones públicas.
OTRAS AEROLÍNEAS
VivaAerobús está comprando 20 nuevos aviones para llevar su flota a 35. Volaris está adquiriendo ocho para fortalecer su presencia en Estados Unidos. Aeroméxico levantó casi 4 mil millones de pesos en bolsa para comprar 20 nuevos aviones. Interjet está a punto de colocar acciones en el mercado para adquirir aeronaves y ampliar sus servicios. La aviación comercial en México no está en crisis a pesar del alto costo de la turbosina.
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