Quítate la máscara
La piel es el órgano más grande del cuerpo y es imprescindible para nuestro organismo pues funciona como una barrera que nos protege de agentes externos que podrían dañarnos, se encarga de regular la temperatura corporal y permite percibir infinidad de sensaciones placenteras o dolorosas, así como las variaciones climáticas, lo que constituye un aviso para protegerse del calor o del frío. Por todo esto es importante cuidarla, lavándola bien para quitarle todos los microorganismos dañinos, residuos y suciedad que impiden una correcta transpiración. No se debe perder de vista que la belleza de la piel juega un papel importante en la vida diaria pues proyecta y eleva el autoestima, un instrumento que ayuda a lograr la aceptación social.
Entre las zonas más delicadas de la piel está el rostro o cutis, al cual se le debe brindar un cuidado especial a fin de evitar la aparición de granos, espinillas o manchas, así como que se torne flácida o reseca. Lo más importante para mantener un cutis saludable es limpiarse la cara una o dos veces al día, no es recomendable hacerlo más de dos veces al día a menos que la piel sea muy grasa. La limpieza nocturna es muy importante, ya que durante el día el rostro va llenándose de todo tipo de impurezas que impiden su regeneración; la limpieza matutina es deseable para eliminar los aceites naturales segregados durante la noche, pero si se posee una piel seca o sensitiva es recomendable emplear agua únicamente.
Entre las opciones que existen para limpiar la piel está el agua, el jabón y detergentes, sin embargo no todos son recomendables para todos los tipos de piel. Para saber cuál emplear es necesario saber cuál es nuestro tipo de piel.
Piel Normal: tiene una textura suave, no tiene espinillas ni poros abiertos. No presenta áreas grasosas o resecas. Las personas con este tipo de piel sólo necesitan un régimen básico de belleza para mantener el balance natural.
Piel Sensible: es delicada, ligeramente seca y pronta a reacciones alérgicas. Los cambios en la temperatura, y los cosméticos fuertes o abrasivos causan irritación, dejando la piel rojiza y a veces con visibles vasos sanguíneos. Las personas con este tipo de piel necesitan usar productos sin alcohol o PABA (usada en los protectores solares).
Piel Grasosa: se caracteriza por una sobre producción de sebo y aceites lo que resulta en espinillas, poros abiertos, puntos negros y barros. La ventaja de este tipo de piel es que se mantiene joven por más tiempo. Esta piel requiere cuidados especiales para evitar sobre-secarla en la superficie. Es muy importante mantenerla limpia y usar humectantes sin aceite para que no brille.
Piel Seca: produce poco sebo o aceite natural. Con el sol, el viento y la contaminación ambiental esta condición se agrava. Si tu piel es seca es necesario usar humectantes, usar una cremas limpiadoras o una lociones a base de aceite y evitar los productos con alcohol.
¿Y el maquillaje?
El tipo de piel también determina el maquillaje que ha de utilizarse en el caso femenino. En ese sentido para la piel grasa deben elegirse productos carentes de esta, como por ejemplo maquillaje y correctores libres de grasa, polvos compactos que ayuden a absorber la grasa y evitar el brillo, los rubores para las mejillas y la sombras para los ojos funcionarán bien si son en polvo.
El problema del cutis seco es precisamente la falta de humectación, y quienes lo poseen deben esforzarse por mantener humectado, eligiendo productos que contengan humectantes, así como también polvos compactos o sueltos con algún grado de humedad para que al aplicarlos lejos de absorber la poca humedad aporte más. Lo mejor es el rubor en crema y labiales cremosos.
Al cutis normal todos los productos les funcionarán bien, mientras que para quienes tienen cutis sensible es preferible que consulten con un especialista el tipo de maquillaje que pueden emplear.
