Autoridades estatales y federales de Estados Unidos rastrean de forma rutinaria a miles de personas al monitorear la ubicación de sus teléfonos celulares, con escasa o nula supervisión judicial, publicó The Wall Street Journal. Según fiscales, la práctica se ha vuelto tan común para investigar casos de supuesta venta de droga o asesinatos, como la búsqueda de huellas digitales o de evidencia genética. Además este tipo de rastreo es más popular incluso que la escucha a teléfonos o la ubicación satelital.
El diario indicó que la Suprema Corte escucha argumentos para determinar si las autoridades pueden hacer uso de la localización celular en algunos sospechosos o si antes se debe pedir autorización judicial. La decisión de la Corte podría sentar las primeras bases legales para regular esta 'práctica común' de la Policía, que en teoría le permite rastrear la ubicación de los usuarios de los 327 millones de teléfonos celulares en Estados Unidos.
El diario explicó que algunos abogados indican que el número de peticiones de la Policía a las empresas de telefonía celular para revelar la localización de sospechosos resulta "astronómico".
