La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, agradeció hoy la "información" que una diputada iraní le envió sobre Shakiné Mohammadi Ashtiani, quien está condenada a muerte en el país persa, y reafirmó que los derechos humanos tienen un lugar "central" en la política exterior de Brasil.
A través de un comunicado oficial, Rousseff comentó una carta que recibió de la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento iraní, Zohre Elahian, que había sido difundida este lunes en Irán por el canal de televisión PressTV y la agencia de noticias estudiantil Isna.
La Presidencia brasileña no hizo público el contenido de la nota, pero en su comunicado Rousseff agradece "el interés" de la diputada iraní por "contribuir para un diálogo constructivo entre los dos países sobre asuntos bilaterales y multilaterales".
También considera "muy positiva la disposición de la diputada Zohre Elahian para realizar un amplio intercambio de opiniones por medio de los canales adecuados" y señala, en ese sentido, que "un diálogo con las comisiones de derechos humanos del Congreso brasileño podría ser de gran utilidad".
En su comunicado, Rousseff también subraya su decisión de "seguir confiriendo a la cuestión de los derechos humanos un lugar central" en la política exterior de Brasil, "sin selectividad ni tratamientos discriminatorios".
Según la versión de la carta de la diputada difundida en Irán, de una manera confusa se daba a entender que la condena a horca que le ha sido aplicada Ashtiani por los delitos de adulterio y complicidad con el asesinato de su marido había sido dejada en suspenso.
Sin embargo, el fiscal general del Estado y portavoz del Poder Judicial iraní, Gholam Husein Mohseni Ejei, negó posteriormente que la pena haya sido suspendida y aseguró que el proceso continúa su trámite normal.
Ashtiani, de 43 años, fue condenada en 2006 a morir lapidada por el delito de adulterio y a perecer en la horca por la acusación de haber colaborado en el asesinato de su marido con ayuda de su amante en 2004.
El asunto salió a la luz pública a mediados del año pasado, después de que uno de sus abogados afirmara que había agotado todos los recursos y que la mujer sería apedreada hasta la muerte.
El caso generó una oleada de protestas y solidaridad en todo el mundo, lo cual obligó al Gobierno iraní a explicar que la sentencia no era firme y que el asunto estaba aún en manos de la justicia.
También a mediados del año pasado, el ahora ex presidente brasileño y mentor político de Rousseff, Luiz Inácio Lula da Silva, quien durante su Gobierno estableció una estrecha relación con Irán, llegó a ofrecer asilo para Ashtiani, lo cual fue rechazado por las autoridades del país persa.
