Ser sincero con los sentimientos propios no implica que uno deba ser descortés y malhumorado. El hecho de que uno esté sufriendo profundamente o tenga un mal momento no le da licencia para lastimar y amargarle a vida a nadie.
Si bien todos en algún momento de la vida tenemos problemas, hay algunas personas que no tienen ningún problema en demostrarlo, piensan que tener problemas otorga derechos especiales, entre ellos, el ser desconsiderados y maltratar a los demás. Con frecuencia vemos gente que se comporta en forma ruda, agresiva, impaciente e intolerante y aseguran que los demás tienen que entender su triste y difícil situación; por lo que sin importar o respetar a los que les rodean asumen una mala disposición que lamentablemente afecta a todos.
Lo cierto es que todos deberíamos de tener la obligación social de ser respetuosos y cordiales, ya que el mal humor y el mal trato es un mal contagioso. Es importante ver más allá de nuestros problemas y recordarnos que nadie tiene la culpa de lo que nos pasa. El ser grosero y maltratar a la gente sólo puede alejarnos de las personas que nos pueden ayudar y apoyar justo cuando más los necesitamos.
Carina tiene una cálida y dulce sonrisa que invita a que la gente la salude y desee ayudarla a pesar de que no la conoce. Hace un par de días se enteró que su tío Fermín estaba muy delicado de salud por lo que dejó a su familia y viajó inmediatamente a la cuidad donde estaba hospitalizado. Ella adora a su tío y la simple idea de que él esté tan delicado le aterra y le duele en el alma. Al llegar a la terminal del tren pidió inmediatamente un taxi para que la llevara al sanatorio donde se encontraba su tío internado. Con su habitual sonrisa saludó al chofer y éste inmediatamente comenzó a hablar; era obvio que se trataba de un buen conversador. Carina respondió a cada uno de sus comentarios con una gran sonrisa y pequeñas acotaciones.
El taxista estaba encantado de tener a una pasajera tan amable y educada lo cual lo motivó a conversar aún más. Finalmente al llegar al destino, el taxista se percató que la joven muchacha iba al hospital y le preguntó si trabajaba allí.
Grande fue su sorpresa cuando Carina le explicó que su tío a quien tanto quería se encontraba en un estado muy frágil. Con un gran asombro el hombre preguntó “¿Cómo hace para sonreír constantemente a pesar de su dolor?”.
A esto Carina respondió “¿Acaso tener un rostro amargo y arruinarle a usted el viaje va a aminorar mi dolor? ¿El estar enojada y ser descortés va a curar a mi tío? Mejor platico, sonrió y llego con buena disposición al hospital; le doy mi mejor cara a usted y a mi tío que tanto lo va a apreciar.
Sonriendo a pesar del dolor Ingredientes:
1 taza de consideración
1 cucharada de sonrisas
1 rebanada de positivismo
2 racimos de apertura y esfuerzo
1 cubito de buenos hábitos
Condimentos:
Calidez, sencillez y buena disposición.
Nota del chef: Sonreír ayuda a aligerar las penas nunca a olvidarlas
Modo de preparación:
1. El rostro de cada uno pertenece al dominio público. Porque todo lo bueno y lo malo se contagia rápidamente es importante dar siempre la mejor cara y crear un ambiente positivo y tranquilo. Nadie tiene la culpa de los problemas de uno.
2. Una simple sonrisa puede cambiar el estado de ánimo. Las acciones externas promueven el bienestar interno. Cuando uno proyecta una buena cara, una expresión agradable, no solamente logra hacer sentir bien a los que lo rodean, sino que uno mismo se siente mejor sin importar la situación por la cual esté pasando.
3. Sonreír es un hábito que se debe aprender y utilizar siempre. Sonreír significa estar dispuesto a compartir, a comunicar y a relacionarse. Tener este hábito incita a vivir con apertura y permite transformar los pensamientos más tristes en expresiones llenas de calor humano. Contribuye también a crear fuertes lazos de amistad.
“Cada sonrisa cuenta, llena el alma de amor y ayuda a iluminar la vida de los demás”.
Visítanos también en Facebook: Recipes for Life
