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Recuperan cartas de grandes bibliófilos

Uno de los ejemplos más recientes de la cultura de conservación de bibliotecas es el acervo José Luis Martínez.(EL UNIVERSAL)

Uno de los ejemplos más recientes de la cultura de conservación de bibliotecas es el acervo José Luis Martínez.(EL UNIVERSAL)

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Un acercamiento al quehacer bibliográfico e historiográfico de José Fernando Ramírez Álvarez y a sus preocupaciones compartidas con colegas y amigos entre los que destaca Joaquín García Icazbalceta, es la propuesta de la publicación Libros y Exilio.

Los historiadores Emma Rivas Mata y Edgar Omar Gutiérrez dan cuenta en este volumen, editado por el INAH, un estudio de la vida y obra intelectual de dos grandes bibliógrafos e historiadores mexicanos decimonónicos.

Producto de un arduo trabajo de investigación y documentación, el libro de 378 páginas reproduce las correspondencias entre José Fernando Ramírez Álvarez y su amigo Joaquín García Icazbalceta. Se trata de misivas que ofrecen al lector “un acercamiento al mundo intelecutal de mediados del siglo XIX, a las preocupaciones de dos historiadores-bibliográfos de esa época, a sus formas de trabajo, a sus concepciones históricas, a las fuentes que los alimentaron, a los autores que los influyeron, a sus bibliotecas y cómo las acrecentaron así como a su vida cotidiana”.

A mediados del siglo XIX fue una época de inestabilidad política y el valioso acervo bibliográfico mexicano quedó a la deriva. En ese momento, refieren los autores, eran pocas las bibliotecas públicas a las cuales acudir, una de ellas era la de la Catedral.

“Este gran vacío lo llenaron los coleccionistas particulares, que entre la confusión y la suerte pudieron adquirir, muchas veces a precios bajos, o bien por donación o como papel viejo, muchos libros valiosos y en ocasiones ejemplares únicos con las marcas de fuego conventuales o de algún colegio que los propios clerigos autorizaban llevarse”.

Señalan, además, que esas mismas colecciones, al paso de los años y a pesar de los esfuerzos de sus propietarios por evitar su dispersión, serían vendidas en el mercado de libros eurpoeo y estadounidense.

Concientes de ello, Ramírez Álvarez y García Icazbalceta se dedicaron a rescatar y recopilar manuscritos originales.

“Sabían que muchas de ellas estaban casi perdidas o desaparecidas y que su último rastro había quedado registrado sólo en las crónicas, o entre los manuscritos y documentos. Para ellos era prioritario rescatarlos y de esta forma facilitar el camino a los estudiosos”, señalan los historiadores.

Emma Rivas, señaló en entrevista que uno de los propósitos de la publicación es poner el acento en la importancia de las bibliotecas particulares, no importa su cantidad de volúmenes. Destacó que uno de los ejemplos más recientes de la cultura de conservación de bibliotecas es el acervo José Luis Martínez, que ahora ya está disponible en la Biblioteca de México “José Vasconcelos”.

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Escrito en: INAH

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