Radiografía Política / Es De Sabios Cambiar De Opinión En la Cámara de Senadores se aprobó una reforma política que permite entre otras cosas la reelección de los legisladores federales y las candidaturas ciudadanas, despertando a los demonios en los círculos políticos. Si bien falta la aprobación de la Cámara de Diputados y de los Congresos locales, todo parece indicar que estos dos temas saldrán adelante si acaso con ligeras modificaciones y lo más seguro es que apliquen para 2015.
Lo que también viene en la reforma es que se aplicará la reelección con los legisladores locales, lo cual podría poner en 2013 un escenario inédito en Durango, ya que los actuales diputados no tendrían impedimento para competir de nuevo por el voto de los ciudadanos. También están incluidos los diputados que entraron vía representación proporcional, que podrían reelegirse por esa misma forma o entrarle a la contienda de mayoría.
Las preguntas que saltan a la vista son: ¿habría algún diputado local que se animaría a regresar a su distrito para solicitar el sufragio otra vez? ¿La gente votaría de nuevo por su actual diputado?
De igual forma se abre la puerta para que los integrantes de los ayuntamientos pudieran reelegirse, siempre y cuando cada Congreso local lo determine, ya que quedaría a su consideración. Entonces los presidentes municipales, síndicos y regidores también podrían aparecer de nuevo en las elecciones tocando casa por casa y asoleándose un poco. Muchos ven en estas opciones un riesgo de ingobernabilidad porque aparte se podría postular un candidato sin necesidad de partido, con lo que podría darse un éxodo de políticos a las causas ciudadanas. Si bien son puras especulaciones, no estaría mal que sucediera, ya que a lo mejor representantes populares mejorarían su productividad, ya sea legislativa o de gobierno. Falta mucho para ver si esta reforma política entrará en vigor tal como lo marcó el Senado. Por lo pronto ya puso a pensar en su futuro político a más de tres.
"Yo fui violada por un zeta", fueron las palabras con las que comenzó su debate la reconocida Julieta Hernández Camargo, hace dos años cuando contendía para diputada federal. Así comenzó su discurso, pero se refería a un testimonio de una joven, no de ella misma.
Llamativa por sus declaraciones, luchadora incansable por las intenciones de las mujeres, la igualdad de los derechos, la equidad y género y todos esos conceptos que atacan al machismo mexicano, la hermana del diputado priista sorprendió con una declaración muy llamativa: pidió que se quitara el delito de adulterio del Código Penal, porque según ella no se puede meter a la cárcel a alguien que "cambió de opinión" con su pareja.
Dijo que el adulterio debe permanecer en el Código Civil solo como una causal del adulterio, pero eso de decir que no es válido que se vaya a la cárcel el infiel, solo por cambiar de opinión, estuvo grueso.
Muchos hombres o mujeres estarán saltando de alegría por defender la propuesta de Julieta; muchos le agradecerán infinitamente. También resulta algo contradictorio, porque esa idea no viene a apoyar a las mujeres, debido a que los índices de adulterio entre una pareja son iniciados por el hombre.
Es aquí donde el diputado de su partido, Manuel Ibarra, de seguro propondrá rápidamente que se anule del Código Penal el delito de adulterio, solo porque no se puede castigar a quienes toman una decisión diferente.
CUSTODIOS, VULNERABLES
La racha de ejecuciones en contra del personal de custodia del Cereso número 1 revela tensión al interior del penal como un secreto a voces. Los recientes asesinatos de Epifanio Arreola, quien ni siquiera había recibido aún el nombramiento como jefe de oficiales, y del subjefe José Roberto Ríos evidencian que quien ose ocupar altas responsabilidades judiciales es altamente vulnerable a los ataques del crimen organizado. Como se ha propuesto anteriormente en otras entidades -como Zacatecas-, parece ser que la solución más viable es militarizarlos. La razón reside en que los trabajadores actuales del Cereso son proclives a ser investigados por criminales y amenazados; además, ni siquiera cuentan con un arma de cargo para actuar en su defensa durante sus traslados a los penales.
Los militares cuentan con la ventaja de que, al ser relevados, se retiran en grandes contingentes, pueden esconder su rostro y regresar a acuartelarse, además de mantener a su familia lejos de su radio de operación.
El temor ha sido infundido entre el cuerpo de custodios, y las renuncias se han venido presentando. La guerra entre cárteles y en contra de las autoridades también se vive al interior de los Ceresos. Es innegable que se trata de una estrategia delictiva que puede cobrar la vida de más servidores públicos dedicados a la seguridad de los centros.
Es preciso que los estados retomen el control. Es clara la ineficacia de las estrategias y el déficit de elementos con que cuentan los cuerpos de seguridad locales, así como el temor de los que ahí laboran por su seguridad y las de sus familias. Se requiere una declaratoria formal de las autoridades federales urgente.