Como suele suceder, esta es una de esas ocasiones en que tenemos diversos temas que tratar. Los acontecimientos son tantos que uno no quiere dejar de echar su cuatro de espadas respecto de ellos.
Desde asuntos como el tema del aborto tratado esta semana por la Suprema Corte de Justicia, hasta los contratos prematrimoniales que se van a introducir en la legislación civil del Distrito Federal, pasando por temas como el matrimonio a término que fue una propuesta de mi siempre recordado maestro Ernesto Gutiérrez y González, la cual nunca permeó a la legislación por la oposición del conservadurismo.
Los ministros de la Corte se dividieron ante las reformas realizadas en la legislación penal de varios estados que penalizaban el aborto en cualquiera de sus formas. No respetaron ni las reglas tradicionales de despenalizarlo en los casos de violación o por razones terapéuticas.
Es de por sí un tema difícil, pero la Corte se contradijo, porque previamente había aprobado el aborto en la legislación del D.F. y lo dejó intocado en estos otros casos. Los votos a favor no fueron suficientes para declarar inconstitucional la reforma.
Es más, ni siquiera entraron al tema de si los estados tienen facultades para legislar en esa materia o si ésta es sólo de la federación. Pero lo más grave es la versión de la Iglesia de que el mismísimo Papa habló con los ministros para que dejaran la legislación local como fue aprobada en esos estados. "Con la Iglesia hemos dado Sancho".
La Corte nos deberá una explicación, pues por más de que en principio lo nieguen sus ministros, la duda persiste entre la ciudadanía.
Otro asunto es el de los contratos prenupciales, que son sólo una traspolación del sistema norteamericano y en nuestro caso, por tanto, una institución ajena por completo a nuestro sistema.
Mejor sería que algún congreso local, que bien podría ser el de Coahuila, estudiara la posibilidad de introducir el matrimonio a término, partiendo del siguiente razonamiento.
El matrimonio entre nosotros es un contrato solemne, pero contra o a fin, que al igual que la compraventa o el arrendamiento podría suscribirse a término, pues que actualmente es rescindible por medio del divorcio.
Convendría explorar la posibilidad de establecer la figura de que pueda ser suscrito, por ejemplo, a cinco años, después de los cuales los contrayentes pueden, si lo desean, seguir casados, manifestandolo así.
Pero si no lo hacen, el contrato quedaría resuelto automáticamente, evitándose de esa forma, los engorrosos y a veces largos trámites de divorcio.
Existe cantidad de matrimonios que no tienen una causal real para divorciarse y siguen casados sólo por la fuerza de la costumbre o por la imposibilidad de divorciarse, pues uno de ellos no lo desea. A veces hasta por motivos estrictamente religiosos.
Coahuila ha sido en los últimos años un estado de vanguardia y en ese aspecto podría volverlo a ser, sin necesidad de andar importando instituciones que nos son ajenas.
Tambien está el asunto de la autorización de los casinos, pues desde estas páginas en muchas ocasiones este medio de comunicación se opuso a ellos y las autoridades federales jamás aceptaron que en ese tema se envolvía un asunto de salud pública.
Hoy nos damos cuenta de que tiene mucho que ver con el bienestar de la sociedad y que en esos lugares se acaban vidas, fortunas y familias cuando no se tiene la madurez para jugar en ellos.
El juego de azar, como cualquiera otra diversión, debe realizarse con medida. Pero cuando se deja la puerta abierta, con él llegan otros vicios mayores que van minando el estamento social y terminan por producir daños de imposible reparación.
Lo decía hace poco tiempo, la adrenalina fluye cuando uno apuesta, pero fluye igual si se hace con límite que sin él. El buen jugador se pone límites, aunque nunca gane, lo hace sólo por divertirse. Es como gastar en el cine o en el circo. Pero todo se va por el caño cuando no existe ese límite y la oportunidad de apostar está al alcance diario de todo tipo de personas.
Se evidencia así la doble moral del Gobierno Federal, que por un lado se dan golpes de pecho y por otra abren la puerta a graves vicios sociales.
Son estas reflexiones al vuelo sobre el acontecer de nuestra sociedad, que hoy por otro, continúa viviendo tiempos difíciles.
Por lo demás: Hasta que nos volvamos a encontrar, que Dios te guarde en la palma de Su mano.