El embarazo entre las adolescentes ha dejado de ser una expresión de la pobreza y la ruralidad y comienza a convertirse en una situación frecuente en las ciudades del país.
De acuerdo con Nashely Ramírez, directora de la organización Ririki Intervención Social y consejera de la Red por los Derechos de la Infancia, las características del embarazo adolescente se han modificado en los últimos años en México, al pasar de un fenómeno exclusivo de localidades rurales o de usos y costumbres indígenas, a un reflejo de la marginalidad urbana.
Basada en los datos del Censo de Población y Vivienda, la experta en infancia y adolescencia destacó que la fecundidad entre las adolescentes que viven en ciudades medias es mayor que la media nacional, por lo que este fenómeno ya ocurre en centros urbanos y no únicamente en comunidades pequeñas.
A nivel nacional, el 12.4 por ciento de las adolescentes de entre 15 y 19 años han sido madres y todos los centros de población del País, con excepción de las grandes ciudades, tiene una tasa de embarazo adolescente mayor a esa cifra.
Según el censo, en las comunidades menores a los 2 mil 500 habitantes el 14.3 por ciento de las mujeres de entre 15 y 19 años son madres, mientras que en las ciudades medias la cifra es de entre el 12.6 y el 13.5 por ciento.
En las ciudades con más de 100 mil habitantes la tasa de embarazo adolescente es del 10.8 por ciento.
Estas cifras no consideran a un 5 por ciento de adolescentes con quienes no se pudo especificar si ya tenían hijos o el número de éstos.
Según el levantamiento, cerca de 8 mil niñas de entre 12 y 14 años y otras 700 mil de entre 15 y 19 ya son madres. En tanto, el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI) detectó que más de 830 mil niños son hijos de madres menores de 20 años.
"El embarazo adolescente es un indicador de lo que veníamos diciendo que pasaba en Ciudad Juárez desde hace años, es un indicador de riesgo, exclusión y marginalidad, ya no de pobreza. Antes era signo de la premodernidad, hoy es símbolo de la marginalidad urbana", aseguró la experta.
Muchas de las niñas que hoy se embarazan, agregó, son la expresión femenina de los "ninis", chicas que no tienen mayores expectativas en su vida ni oportunidades al largo plazo.
"Es esta lógica de que los niños no se están quedando en las escuelas, no hay una expectativa de vida más allá de cinco años y las niñas piensan que qué diferencia hay, que al menos ahorita tienen el amor de 'Chuchito' y sólo miran a corto plazo, porque no hay más opciones", señaló.
Para Ramírez, uno de los mayores problemas que trae consigo esta situación es que un embarazo en esta etapa impacta a todo el plan de vida.
Si las chicas no están fuera de la escuela, lo estarán después del parto, pues el estigma se mantiene y una adolescente que es madre ya no sigue estudiando.
ERRORES EN EL CENSO Nashely Ramírez cuestionó el rigor técnico del Censo, al señalar que contiene diversos datos que resultan poco creíbles.
