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Rescatan tradición con buen humor

Los protagonistas de la cinta Pastorela platican sus experiencias en estas fechas decembrinas

Rescatan tradición con buen humor

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Agencia Reforma

Ellos no son precisamente la materialización del espíritu navideño ni el alma de las fiestas decembrinas, pero Ana Serradilla, Joaquín Cosío y Eduardo España, protagonistas de la película Pastorela, reconocen la importancia de las tradiciones y las ventajas de que éstas permanezcan a pesar de que cada día es menos común formar parte de una.

Un poco por esto, y porque en el filme una tradición popular como lo es una pastorela fue retratada de una forma hilarante, es que los tres actores aceptaron formar parte de la cinta que aún está en cartelera y narra los esfuerzos surreales de un hombre (Cosío) que busca a toda costa interpretar al diablo en la representación que se hace en su pueblo.

En la vida real, la única vez que Cosío formó parte de una pastorela fue cuando tenía alrededor de 18 años, e interpretó, en su natal Juárez, a un pastorcito glotón. Y aunque ahora no se considera parte de quienes esperan la Navidad y las posadas con ansias por el consumismo que éstas conllevan, comparte con sus compañeros de elenco la idea de que hay que celebrar el simple hecho de poder estar con la gente querida.

"Eventos como éstos son necesarios, y yo confiaría optimistamente en que difícilmente sucumbirán. Pueden tener momentos en que pueden ser amenazados por esta modernidad tan avasallante y por esta tecnología tan agresiva, pero pienso que el ser humano sigue siendo simple en algunos aspectos elementales, por lo que esta necesidad de vivir fiestas comunitarias sobrevivirá", augura Cosío.

Serradilla, quien acepta que hasta hace poco tiempo era prácticamente una persona que odiaba la Navidad por la hipocresía que puede haber en esta época, afirma que, aunque cree que las tradiciones van en declive, ha aprendido a verles el lado positivo.

"Son épocas de reflexión, y aunque a veces nos invade la depresión y cuestionamos qué vamos a celebrar si el país está tan mal, tampoco debemos tirarnos al piso porque sí, las cosas están mal, pero debemos pensar qué podemos hacer en nuestra vida diaria y con los que nos rodean para que esté bien o para hacer sonreír a alguien", señala Serradilla, quien en estas fechas procura reunirse con su familia que vive en diferentes países.

Para España, las celebraciones familiares enriquecen el espíritu y son un momento idóneo para valorar a la familia y los amigos. Y aunque su primera experiencia con la representación de una pastorela no fue nada grata, conmina a la gente a que mantenga las tradiciones.

"En sexto de primaria fui el diablo de la pastorela. Mi mamá me hizo un traje, en realidad, como no había de Diablo, lo compró de la mujer araña y le cosió unos cuernos. Los niños no dejaron de tirarme carrilla porque tenía unos alerones amarillos. Además, cada que agarraba el micrófono me daba toques, porque, por verme muy creativo, lo hice descalzo, y mientras más gritaba, más toques me daba", cuenta el actor.

EN CINES. La película sirve de vehículo para hacer una crítica a la sociedad y es protagonizada por los actores Ana Serradilla, Joaquín Cosío y Lalo España.

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