El sotanero general del futbol mexicano, Rojinegros del Atlas, sorprendió al campeón Pumas de la UNAM y lo venció 4-1 en CU. (Jam Media)
Tres jóvenes zorros se convirtieron en unos niños felices y letales. Tomaron el balón como su juguete favorito y bailaron a la defensa puma. En su alegría, en su risa infantil, al celebrar los cuatro goles que marcaron, se dio la resurrección del Atlas, que despedazó el orgullo del campeón.
Deleite rojinegro, humillación auriazul ante el sotanero general, fiesta de la cantera tapatía que destrozó a la universitaria, ante su gente, que sólo atinó a guardar silencio.
Jahir Barraza, Ricardo Bocanegra y Daniel Arreola se quieren encargar de rescatar a su institución de las garras de la Liga de Ascenso. Demostraron que están para salvarse y para confirmar borraron el mito de Darío Verón en la zaga de Pumas.
El defensa paraguayo se vio lento, incluso hasta torpe, mientras el talento de los atacantes tapatíos lo abatía a goles. Verón tuvo una de sus peores tardes desde que está en México. Tras perderse el partido contra Tigres, donde su equipo también se comió cuatro dianas, en su reaparición se tropezó con la pelota cuando Barraza marcó el segundo (48') y no pudo alcanzar al delantero atlista para evitar que se enfilara a su meta e hiciera el tercero (58').
Sin embargo, la depresión no sólo fue del sudamericano. El puma se transformó en manso altruista, que regala goles y puntos a los necesitados.
Si la semana pasada, Universidad le cedió a Tigres el liderato general, al aceptar una goleada, ayer domingo recibió otra para que Atlas resucite en su lucha por no irse a la Liga de Ascenso y gane otra vez en CU, después de 17 años.
Juan Carlos Chávez, el técnico Rojinegro, completó con una sonrisa el festín de los Zorros, que se devoraron a un felino pobre, al tiempo en que el tiro de Daniel Arreola se clavó en el ángulo (61') para el 1-4 final.
A Pumas lo abandonó la suerte del campeón en el primer tiempo, que tanto difunde y presume su directiva. Los primeros 45 minutos fueron suyos a placer, pero Martín Bravo, Eduardo Herrera, David Izazola y Efraín Velarde se dieron un banquete de fallas. Seis disparos a puerta y ninguno entró.
La fortuna que acompañó a Universidad en el partido contra el América, donde un desvío le fue suficiente para ganar, ayer se esfumó. Tuvo que llegar Juan Francisco Palencia para corregir la incapacidad, al lograr empatar el juego.
Parecía que con el empate a uno, Universidad reaccionaría para no caer hasta el séptimo lugar general. No contaba con que Jahír Barraza, Daniel Arreola y Ricardo Bocanegra tomaran el balón como su juguete y despedazaran el orgullo de un Puma campeón, triste, goleado por el sotanero y con la Liguilla en riesgo. Eso dicen los números.