Simplemente espectacular resultó el sexto juego de la Serie Mundial en el beisbol de las Mayores. El beisbol demuestra una vez más que efectivamente puede ser eso, un espectáculo, una fuente de diversión, de apasionamiento colectivo, y el tema de conversación del fin de semana en una sociedad que tiene como diversión número uno al también pasional futbol soccer. Ese y otros miles de encantos tiene el mes de octubre, tan mencionado en las columnas de este servidor, pero creo que con todo merecimiento, ya que la magia se ha hecho presente en los diamantes.
Realmente, durante todo el año se dan juegos sorpresivos como el del pasado jueves, lo sé por experiencia, ya que parte de mi rutina diaria es el checar constantemente los marcadores en la página de la MLB (www.mlb.com), en la cual te muestran la realidad de cada juego en tiempo real (la pizarra, el inning que se juega, el número de outs, el conteo para el bateador, los jugadores que están en base, entre otros datos), y la realidad es que existen sorpresas muy a menudo. Quizá por eso es que el beisbol es el deporte más difícil para los apostadores.
Pero es ahora cuando la agenda de los medios masivos le presta más atención al Rey de los Deportes y le dedican mayores espacios, lo que desemboca en una mayor atención por parte de los fanáticos. Cada octubre es como un "boom" del beisbol para muchos territorios de nuestro país, y aunque muchas veces sigue batallando para conquistar corazones debido a las recias y necias excusas de siempre ("es un deporte muy lento", "los juegos duran demasiado tiempo"), en esta Serie Mundial no se ha decepcionado a nadie.
Los puristas hemos visto buenos duelos de pitcheo y juegos de pocas carreras, los amantes del espectáculo han visto batazos larguísimos, los novedosos encontraron una buena forma de pasar el tiempo, los niños descubrieron a nuevos ídolos para imitar, los literarios se toparon con una nueva historia para pensar, los despistados se emocionaron de repente sin saber del todo bien la razón, y los detractores (si es que los hay) se quedaron sin excusas para tachar al beisbol de poco entretenido.
Claro que se le puede exprimir mucho en el análisis a ese juego 6, hubo demasiados errores, que si Elvis Andrews pecó de soberbio en una rola de Descalso, que si Nelson Cruz falló en el fildeo, que si el bullpen de Texas no sabe controlar los nervios, que si Pujols desaparece para dar los batazos largos, en fin, todo es parte de este juego que siempre se puede desmenuzar. Lo cierto es que con este tipo de shows, el beisbol recupera terreno que había perdido, ya nadie relaciona a este deporte con los esteroides, con la trampa, ahora lo que se recuerdan son las hazañas sucedidas dentro del diamante.
El beisbol es una película cuya cinta está en blanco, donde nada está escrito, dicho o actuado con anterioridad, el guión se escribe a base de batazos, lanzamientos, fildeos y apreciaciones, cualquiera puede convertirse en el protagonista (como lo hizo David Freese) y el letrero de "fin" sólo aparece cuando cae el último out. ¡Preparen las palomitas! Al momento de escribir esta columna, por cuestiones de entrega, no sé aún quién ganó la Serie Mundial, pero sí sé que ganamos ya los aficionados por poder ver ese tremendo espectáculo. Buen fin de semana, y recuerden disfrutar la vida, hasta que caiga el out 27.
