En los últimos 10 años de gobiernos panistas, las principales centrales obreras, CTM, CROC y CROM, afiliadas al PRI, perdieron casi la mitad de sus trabajadores.
De acuerdo con el Registro de Asociaciones de la Secretaría del Trabajo, en el año 2000 la CTM tenía 896 mil afiliados. En 2005 la cifra se redujo a 754 mil. Para 2011 el número llegó a sólo 579 mil. En total perdió la tercera parte de sus miembros.
Hace 10 años la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos sumaba un total de 176 mil afiliados. Cinco años después la cifra se desplomó más de la mitad: 81 mil, y apenas el año pasado se redujo hasta 62 mil. Es decir, perdió tres cuartas partes de sus integrantes.
La Confederación Regional Obrera Mexicana, con 51 mil afiliados en el año 2000, bajó a 30 mil afiliados en 2005. Un lustro más tarde registraba 27 mil personas. Perdió cerca de la mitad de sus miembros. Entre las tres vieron desaparecer casi medio millón de afiliados: 438 mil.
"Se ha reducido su poder impresionantemente. Ya no se mantienen con cuotas de los trabajadores sino con aportaciones del Estado y de los patrones", apunta Arturo Alcalde, abogado laboral y experto en asuntos del trabajo.
Pese a esta reducción de poder político, la investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana y Flacso, Graciela Bensusán, precisa: "Siempre son los dirigentes de la CTM básicamente los que ocupan los puestos en las juntas de conciliación y arbitraje". "Para un recuento en donde los trabajadores tienen que decir a qué sindicato quieren pertenecer y con quién quieren negociar sus condiciones de trabajo pueden durar tres o cuatro años o cinco años y a lo mejor se gana pero dentro de cinco años la mayor parte de los trabajadores ya habrá sido despedido o ya no laborará en el lugar".
Así, aunque los grandes sindicatos del siglo pasado han perdido poder político, por ejemplo, en forma de asientos en las cámaras de Diputados y Senadores, los especialistas coinciden en que estos grupos no han sido substituidos por sindicatos independientes y democráticos.
"Hay más ahora sindicatos de protección, que son simplemente despachos que revisan los contratos colectivos cada año, pero no hay asambleas, no hay negociaciones, no hay participación de los trabajadores.