El alcalde de Torreón, Eduardo Olmos, rindió su segundo informe de gobierno el pasado jueves. El priista llega a la mitad de su mandato con logros importantes, pero que son eclipsados por el desorden que priva en su administración y la molestia que hay en los ciudadanos por las obras inconclusas.
Al tener como sede el Teatro Isauro Martínez para rendir su informe de gobierno, resultaba paradójico el hablar de grandes obras cuando a un costado se encuentra sin terminar la Gran Plaza y la nueva presidencia municipal, que si bien es cierto la mayor responsabilidad en el retraso de los trabajos es del Gobierno del Estado, los ciudadanos responsabilizan al Municipio de ese elefante blanco.
Sin duda los dos grandes logros de la actual administración municipal es la depuración de la Policía y la instalación de filtros para combatir el arsénico. Temas coyunturales cuyos beneficios serán a largo plazo y que seguramente no le generarán grandes aplausos al alcalde durante su administración.
Es cierto que los índices delictivos no se han reducido de manera significativa. Los ciudadanos seguimos padeciendo robos a casa-habitación, a vehículos y no existe en el ciudadano común la percepción de mayor seguridad. Pero es innegable que los ciudadanos ahora tenemos una Policía más confiable que al final de la administración de José Ángel Pérez.
Debemos recordar que al final de la administración del panista la Policía de Torreón estaba infiltrada por miembros del crimen organizado. Los ciudadanos sentían miedo de ser detenidos por esos agentes que en el clamor popular estaban detrás de los secuestros y extorsiones. Olmos fue valiente y depuró la corporación, como resultado de estas acciones están los constantes ataques a la Policía Municipal que ha dejado un saldo de 28 agentes muertos en el cumplimiento de su deber.
A diferencia del general Bibiano Villa el actual jefe de la Policía, Adelaido Flores, se preocupa más por hacer su trabajo que por buscar los reflectores de los medios de comunicación a través de ocurrencias que denotaban el nulo respeto que sentía Villa por los derechos humanos. Insisto, los números no son favorables a la corporación, pero sin duda existe la depuración que incluso ha sido reconocida por el Gobierno Federal a través de los apoyos que otorga el Subsemun.
El otro logro de la actual administración es la instalación de filtros para combatir el arsénico. Por décadas el problema del agua con arsénico ha existido en la región, pero ninguna administración ni panista ni priista le había entrado al tema. Finalmente Eduardo Olmos lo hizo y se anunció la instalación de siete filtros para combatir el arsénico con una inversión aproximada de 45 millones de pesos.
En este tema fue un acierto de la actual administración asesorarse del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) y hacer caso a sus recomendaciones para instalar los filtros en las norias y no en los domicilios como sí ocurrió en La Laguna de Durango donde se prevén grandes problemas por esta decisión.
Sin embargo, estos logros coyunturales son opacados por tres factores principalmente: el desorden que existe en la actual administración, el enojo entre la población por la gran cantidad de obras inconclusas y la deficiencia en los servicios públicos.
Su bien la actual administración se ha caracterizado por tener varios vicealcaldes cuyos intereses políticopersonales y de protagonismo han afectado a los ciudadanos, ahí están las actuaciones controversiales del contralor, Lauro Villarreal; del tesorero Pablo Chávez Rossique, que no sólo vigila las finanzas municipales sino que también la hace de director de Autotransporte por aquello de subirse a los camiones; de Miguel Algara como director de Obras Públicas, por mencionar a algunos.
Esto sin dejar de lado el papel que ha desempeñado Mario Cepeda como contralor del Simas y la decisión del regidor José Elías Ganem de otorgar permisos a los ambulantes, son una prueba de cómo en esta administración hay muchos vicealcaldes.
Otra prueba del desorden administrativo que existe es el boicot de la dirección de Informática a cargo a de Luis Fernando Gallardo Amador que en septiembre dejó sin sistema a la Tesorería Municipal lo que le impedía realizar cobros.
Mención aparte merece el retraso de obras donde la construcción de la Gran Plaza se erige como el símbolo del desencanto que experimentan en este rubro los ciudadanos. Sin duda el Municipio se ha visto afectado por las participaciones que le debe el Gobierno Estatal y que aún no hay fecha para que le pague.
La administración de Eduardo Olmos ha tenido logros importantes, para desgracia del alcalde han sido eclipsados por la falta de compromiso de muchos de sus directores. En una plática con el alcalde el pasado sábado en la mesa de análisis del programa Contextos del Grupo Radio Estéreo Mayrán, el alcalde reconoció que no todos los directores trabajan al parejo, de ahí que anunciara que en este tercer año va a realizar varios cambios.
Van dos años de gobierno y aún tiene tiempo Olmos Castro de enderezar el barco, porque lo mejor que le puede pasar a los torreonenses es que al alcalde le vaya bien en su administración porque así todos nos beneficiamos. Para cumplir su objetivo de Rescatar Torreón es importante que se deshaga de los malos funcionarios y que el gobernador, Rubén Moreira, en realidad apoye a Torreón.
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