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Seguridad

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LUIS FERNANDO SALAZAR WOOLFOLK

La designación de un mando único coordinador de las fuerzas militares y policiacas en la Comarca Lagunera para enfrentar al crimen organizado y a la delincuencia común que azotan a la región, es un intento de los tres niveles de gobierno, por atender los reclamos de seguridad que hacen los ciudadanos.

La medida surgida de un acuerdo tenido la semana pasada entre los gobiernos de Coahuila y Durango con el Secretario de Gobernación, produjo un comunicado de esta última dependencia, en conjunto de la Secretaría de la Defensa Nacional, en el sentido de que el apoyo de las tropas militares y del contingente de la Policía Federal Preventiva obedece a "la debilidad institucional de los gobiernos locales y de la creciente comisión de delitos observados en términos de secuestro, extorsión y homicidio". El anuncio agrega que el "operativo implica el compromiso por parte de los gobiernos estatales y municipales... para el saneamiento de sus corporaciones policiacas y ministeriales...".

El comunicado entraña un agresivo señalamiento, que sólo se explica en virtud de la gravedad de la situación y la petición expresa de auxilio por parte de los órganos locales de gobierno que con ello reconocen su impotencia, lo que justifica la presencia de las fuerzas federales en lo que más que una coordinación, supone llenar un vacío generado por la actitud omisa de tiempo atrás, de las autoridades de Estados y Municipios en materia de seguridad.

Por ello es importante que a la mayor brevedad se dé a conocer a los ciudadanos la agenda y calendario en el tema de reclutamiento y capacitación de los agentes de Policía que habrán de llenar el vacío, desde luego bajo la dirección de las fuerzas de intervención. Se entiende que los detalles de Inteligencia no podrán difundirse, pero al menos los objetivos estadísticos medibles deberán ser públicos, para que la exigencia ciudadana pueda percibir los avances y el cumplimiento de los compromisos.

Llama la atención las declaraciones publicadas en El Siglo de Torreón el día de ayer, que en este escenario hace el Delegado de la Fiscalía del Estado de Coahuila en la región cuando asegura que "el principal factor que mantiene debilitadas a las corporaciones policiacas de Estado y Municipio es el factor humano..." pues según dijo, "no se cuenta con jóvenes que busquen integrarse a las instituciones de seguridad debido a los exhaustivos exámenes de control de confianza a los que son sometidos aunado a la condición física que se les exige..."

El señalamiento interpela a la sociedad civil a la que en resumidas cuentas, se le culpa de que nuestra comunidad no produzca los jóvenes con vocación de servicio, honestidad y capacidad física y mental idóneos para integrar los cuerpos de seguridad, lo que de aceptarlo, equivale a reconocernos como una sociedad castrada, egoísta y débil de cuerpo y espíritu.

No debemos aceptar las palabras del Delegado de la Fiscalía como algo irremediable, porque frente a la amenaza que estamos viviendo, el instinto de supervivencia y el derecho a la legítima defensa son detonadores de los mecanismos naturales de defensa que existen en todo ser humano y sociedad.

Ocurre sin embargo, que en parte la razón asiste al funcionario, en cuanto a que la falta de respuesta al llamado de las autoridades es evidente. Los laguneros debemos generar en nuestras familias los elementos defensivos de nuestra propia integridad, pues no podemos esperar que la solución venga de fuera.

Sin embargo la escasez del factor humano en la tarea policiaca, debe buscarse en el descuido oficial del pasado reciente y remoto, y la falta de liderazgo y lealtad de algunos funcionarios de los gobiernos locales, que en lugar de hacer la tarea se han dedicado a denostar la lucha del Gobierno Federal en contra de la delincuencia y a clamar con descaro, por una negociación con los criminales.

Mientras los responsables de las instituciones fiscales, ministeriales y policiacas de Estado y Municipios, no demuestren vocación y compromiso con la seguridad cercanos al heroísmo, la convocatoria al reclutamiento dirigido a la sociedad, estará vacía y será inútil.

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