La selección natural es la culpable que los miembros de una especie no sean en su totalidad atractivos, demostró un estudio publicado por la revista Proceedings of the National Academies of Science.
Los investigadores en ingeniería genética modificaron a moscas macho para agregar feromonas que los hicieran más atractivas y los introdujeron en una colonia de machos promedio, sin embargo las hembras no los prefirieron en un primer contacto sino hasta siete generaciones después.
El número de ejemplares atractivos y los machos promedio se equilibraron en ese periodo.
Los científicos de la escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad de Queensland en Brisbane, Australia concluyeron que ser muy atractivo contrae más desventajas que ventajas, como ser más llamativo para los depredadores.