Se van de sus pueblos. Habitantes del interior del estado huyen de sus comunidades ante la falta de trabajo, comida y agua.
Aunque la crisis apenas comienza, según reconocen los propios agricultores de la región de Los Llanos, el exilio de productores agrícolas es una realidad que se recrudece conforme pasan los días.
En cada pueblo, el número de jóvenes que huyeron de la sequía ya se cuenta por decenas, lo que comienza a dejar comunidades fantasmas, sin qué hacer y sin gente.
Y es que en algunos poblados, como Santa Catalina de Sienda -enclavado en el municipio de Guadalupe Victoria y a solo 90 kilómetros de la capital del estado- hace más de seis meses que no ven caer una sola gota de la llave de agua.
Ahí, una docena de familias completas se fueron; quienes decidieron quedarse, sobreviven gracias a las 30 mujeres que diariamente viajan a la cabecera municipal para trabajar como empleadas domésticas; algunas de ellas, no ganan más de 80 pesos por semana.
"Agua siempre ha faltado. Pero nunca nos había tocado que a estas fechas de octubre, la presa estuviera seca. Otros años hasta se desborda y los arroyos llevan mucha agua. Ahora apenas tenemos para tomar", dijo José Alfredo Es→ pinoza, un lugareño que habla al tiempo que camina con sus cubetas para agarrar agua del tanque de 20 mil litros que el Gobierno del Estado instaló en Santa Catalina, para que los habitantes se repartan de a seis cubetas por casa.
En Guadalupe Victoria, coincide la mayoría de los habitantes, ya no se vive una sequía, sino una catástrofe, en la que la mayoría sale perdiendo: el 90 por ciento se dedica a la agricultura.
30
MUJERES
Viajan diariamente
A la
Cabecera municipal para
Trabajar como empleadas
Domésticas.
JOSÉ ALFREDO ESPINOZA
Habitante de Santa Catalina
EL SIGLO DE TORREÓN