Los gobiernos de Serbia y Kosovo retomaron hoy sus negociaciones en Bruselas, tras dos días de diálogo sin resultados y en medio de fuertes presiones de la Unión Europea (UE) a Belgrado para que demuestre progresos.
"Vamos a seguir discutiendo de los cruces (puestos fronterizos) y de la representación de Kosovo en foros regionales", confirmó el representante serbio Borko Stefanovic, en declaraciones a los periodistas antes de reunirse con la delegación kosovar.
Esos dos puntos, considerados clave, fueron discutidos esta semana durante dos jornadas de maratonianas reuniones sin que se obtuviesen grandes avances.
Sin embargo, la presión de la Unión Europea ha llevado a Belgrado a buscar un intento de última hora para lograr que la próxima semana los líderes comunitarios concedan a Serbia el estatus de país candidato a la adhesión a la UE.
Varios estados del bloque, especialmente Alemania, se niegan a dar ese paso mientras los dos países balcánicos no cierren nuevos acuerdos y se estabilice la situación en el norte de Kosovo, donde la población de origen serbio ha protagonizado en los últimos días choques violentos con las fuerzas de la OTAN encargadas de mantener el orden.
"Siempre hay que tener en cuenta cuando un país realmente influyente en Europa dice algo así", reconoció Stefanovic después de que la canciller alemana, Angela Merkel, dijese que a día de hoy Serbia no cumple con las condiciones para recibir el estatus de candidato.
El negociador serbio subrayó que su país no pierde la esperanza de cambiar esa opinión y recalcó que, por ello, han decidido continuar en Bruselas para tratar de ofrecer resultados.
Stefanovic no descartó que la ronda de diálogo facilitado por la UE pueda continuar durante el fin de semana.
Frente a la postura alemana, otros países como Francia y España defienden una decisión positiva de la UE sobre Serbia, a la que durante años se le exigió la entrega de todos los prófugos demandados por el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), algo que se materializó este año.
Pristina, por su parte, insiste en responsabilizar a Belgrado de la falta de progresos.