El volante mexicano Antonio Naelson (derecha) voló a Brasil para acudir al funeral de su padre.
Denver, Colorado.- Desazón colectiva. La práctica de la Selección Mexicana está marcada por el dolor. El desencajado semblante de Antonio Naelson en el salón del hotel de concentración tiene mayor impacto que un sólido mazazo.
El "genio" tricolor viaja a Brasil, donde su padre falleció hace algunas horas. Perdió la dura batalla que libraba contra una enfermedad desde hace años.
"Sinha" es notificado por la mañana. De inmediato recibe apoyo para buscar el camino menos largo hacia Itajá, poblado al que llegará hasta hoy martes para despedirse de Antonio Matías de Assis.
Previo a abandonar al Tricolor, el volante solicita hablar con los jugadores para decirles adiós, aunque promete volver lo antes posible. Les asegura que será el próximo sábado, ya en Frisco, Texas, pero es poco probable que sea tomado en cuenta para el juego del día siguiente frente a El Salvador, debut mexicano en la Copa Oro 2011.
Alfredo Talavera y Édgar Dueñas, sus compañeros en el Toluca, son los últimos en salir del salón. La tragedia cimbra al equipo, pero todos conocen el temple del mediocampista.
"Lo alcanzamos a ver en estos últimos momentos y, más que despedida, trató de hacer un 'nos vemos pronto', pero entendemos que podrá estar muchos días por allá, aunque conociéndolo, por la persona y el jugador que es, querrá estar acá lo antes posible y demostrar seguir con su vida", comparte el defensa de los Diablos Rojos, de quien "Sinha" recibió el abrazo final.
La travesía es larga. Héctor González Inárritu, director de Selecciones Nacionales, le acompaña al aeropuerto para abordar un avión a Orlando. Por la noche, sube a otro, cuyo destino es Sao Paulo. Tras esperar algunas horas, el tercer vuelo del itinerario tiene como destino la ciudad brasileña de Natal. El tramo final hacia Itajá es de dos horas y media por carretera.