Saraí Hernández Guajardo, es pasante de psicología; de ella recibí un ensayo escrito que me pareció acertada visión sobre la problemática juvenil actual.
Comparto con usted un extracto, diálogo que sin duda da pautas para formar criterios, tomar decisiones y actuar.
"Considero este tema de mucha importancia y también creo que más de una persona, algún día, nos hemos cuestionado esto: ¿Las nuevas generaciones son más felices que antaño?"
"Desde mi punto de vista, hoy en día existen diversas variantes que a los jóvenes nos hacen ser felices; por ejemplo, tener ropa de marca, contar con un automóvil, traer el celular con mayor tecnología, entre otros".
"Es increíble observar a mi alrededor y ver cómo la infancia de las nuevas generaciones se va perdiendo totalmente; ya no hay juegos de pelota, ya no juegan a las escondidas puesto que prefieren pasar el mayor tiempo posible frente a una computadora explorando información sin límites en la Internet".
"No cabe duda que la tecnología nos hace mucho más fácil la vida, pero creo que también está acabando con ella: nos ha vuelto flojos".
"Si te encargan una tarea, ni pensar en leer tres o cuatro enciclopedias y después elegir el resultado que más te guste; ahora, sólo es cuestión de picar una tecla en la lap-top para abrir Gooogle, después pones lo que buscas y como este proceso fue ¡muy cansado, te agotó tanto la mente!, que ni siquiera lees la información, sólo realizas un "copiar y pegar y ¡listo!; el día de mañana obtendrás un 'excelente' por tu tarea".
"Es increíble cómo cada día que pasa estamos basando nuestra felicidad en tener, como lo dije antes: en tener una lap-top, un carro o un celular; basamos esa felicidad en lo que los medios de comunicación nos están vendiendo como la única opción para ser aceptados y admirados en la sociedad".
"No sé, si en antaño no había tanta demanda para los psicólogos, porque era un tema tabú, pero hoy estoy segura que nuestra función es indispensable puesto que estamos viviendo en una sociedad materialista e individualista que lo único que nos está dejando son grandes vacios a los seres humanos".
"Un problema que yo puedo apreciar en la sociedad mexicana es que nuestros cambios de libertad se dan de manera individual, porque nos gusta tener nuestra libertad, nuestro espacio, pero cuando nuestra pareja quiere hacer lo mismo, empiezan sentimientos de inseguridad, peleas, etc., debido a que aún no estamos del todo preparados para esas libertades -no dudo que algún día lleguemos a eso-, pero aún nos quedan esas necesidades de afecto, cariño y pertenencia que nos definen como el mexicano cálido que perciben los externos a nuestro país".
"Quizá efectivamente las generaciones de antaño eran más felices, pues vivían el momento, disfrutaban de su día a día viendo a los niños jugar sanamente, los padres y abuelos se sentaban afuera de su casa sin preocuparse que pasaran hombres armados dispuestos a matar sin compasión alguna".
"Hoy el tiempo no es suficiente, la vida es cada vez más acelerada, queremos vivir todo antes de lo debido y creo que no disfrutamos el momento que vivimos por estar planeando lo que vendrá mañana".
Desde luego que soy positivista en relación a la visión que tengo y espero para el futuro, pero posturas como las de Saraí/Anaí -un juego particular, sobre su apelativo, que me he permitido con mi alumna, -me deja un grato sabor de boca y el sentimiento de esperanza, de que la vida, con esos nuevos profesionistas, podrá cambiar para ellos, sus seres queridos, los nuestros y los descendientes de todos.
Cierto que hay muchos jóvenes que tienen serias dudas sobre su futuro; "ninis" que viven la desesperanza, ansiedad y depresión, más o menos grave; que hay otros superficiales que sólo piensan en lo material y viven la postura egoísta de estudiar para tener y consumir, contribuyendo a fortalecer una sociedad más deshumanizada.
Pero también sé y conozco a muchos muchachos que están conscientes y dispuestos a formar parte de la nueva generación que, habiendo vivido los tiempos de las estrecheces, la inseguridad y la falta de oportunidades, saben crearse las suyas y las aprovecharán para cambiar nuestra realidad.
Sin duda que estamos en un período de cambios en lo social, económico y mental; las señales son obvias en los medios de comunicación y hasta leídas en textos agoreros del New Age y otros seguidores de lo exotérico.
También pienso que ese cambio se dará con "el fin del mundo", pero en términos positivistas y no catastrofistas, creando otro mejor que habrá de ser más justo y equitativo.
En todo ello participarán las generaciones que ahora se están formando en las universidades. ¿Qué le parece?
ydarwich@ual.mx