Nueva vida. Don Juan ha tenido que adaptarse a una vida con una sola pierna y diabetes luego de un accidente hace diez años.
Cualquier dulce que es comprado en el puesto de don Juan representa mucho más que sólo unos cuantos pesos, el comerciante sabe que cada venta representa una oportunidad de sobrevivir un día más.
Hace unos diez años Juan se encontraba trabajando como transportista dentro de la zona urbana de Torreón, las ganancias eran suficientes y ya contaba con una reputación de calidad entre sus clientes.
Sin embargo el hombre cambiaría de vida drásticamente debido a un accidente que le amputó la pierna de forma instantánea.
"Me cayó una viga encima cuando estaba debajo de mi camión, luego de la impresión hasta la diabetes me llegó y todo se me vino abajo", dice el hombre mientras despacha unas frituras con salsa.
Conn discapacidad y con una nueva enfermedad decidió juntar el poco capital que le quedaba para instalar su actual negocio, poco a poco fue recuperándose y encontrando estabilidad.
Con el paso de los años don Juan consiguió el dinero necesario para comprar una prótesis y volver a caminar lentamente, sin embargo la diabetes le ha complicado su salud en las demás extremidades.
"Tengo que trabajar y no puedo moverme mucho, me salen ampollas que luego no se cierran, ya me dijeron los doctores que puedo perder la otra pierna".
Don Juan de 66 años pasa sus días con el dilema de gastar el dinero ganado en medicamentos o invertirlos en nueva mercancía, casi siempre dejando de lado aspectos básicos como la alimentación o el transporte hasta su casa.
La situación es especialmente complicada para el hombre con la llegada de las bajas temperaturas, sabe que el frío por las mañanas y las noches hace daño para su condición médica.
"En diciembre y enero es cuando más gente nos compra, el centro se llena y nos va mejor...sólo le pido a Dios que tenga salud para poder seguir trabajando", dice don Juan al acomodarse en su silla.
Luego de vender algo de dulces junta las pocas monedas que ha ganado en la mañana y reúne lo necesario para su desayuno, más tarde habrá de hacer lo mismo con la comida y el resto lo dejará para su transporte.
El hombre se retirará cuando el sol comience a irse y será hora de descansar, una nueva jornada de trabajo lo espera al día siguiente y deberá ganar lo suficiente para sus medicamentos.
Con la ayuda de algunos colegas comerciantes se logra acomodar para pasar la tarde, unas cuatro horas más deberá estar sentado y vendiendo sus dulces, esperando que sus ingresos mejoren.
"Mi error fue nunca tener una seguridad social, ahorita no me queda más que echarle ganas y seguir", finaliza don Juan mientras sonríe por primera vez.
Un vendedor ambulante
Vive al día y se recupera.
⇒ Don Juan trabajaba como camionero hasta que sufrió un accidente.
⇒ Hoy cuenta con un puesto de dulces entre las calles Pdte. Carranza y Valdés Carrillo.
⇒ Sin una pierna ha logrado instalar un puesto de dulces y controlar su diabetes de forma diaria.
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