Cuando el verdadero científico Charles Darwin (favor de no confundir con el ahora popular Carlos Darwin Quintero, "el Científico del Gol") publicó su obra maestra: "El origen de las especies" olvidó, quizá porque no existían, agregar a los entrenadores de futbol como una rama aparte que se debe analizar, estudiar, pero nunca intentar comprender, pues uno puede caer en la locura atemporal, debido a lo complejo de esta especie.
El entrenador conoce los secretos más íntimos del futbol. Sabe la fórmula para ganar partidos, pero ese conocimiento es vedado a los simples mortales que conformamos prensa y afición: nuestro raciocinio probablemente no da para comprender lo que es tan lógico para un director técnico y tan absurdo a la vez para nosotros los terrenales.
Dentro de la cabeza del entrenador existe otra realidad; es como un universo paralelo en donde las verdades y certezas adquieren otro valor; hay otra lógica; es un paraíso de inmensas posibilidades; de experimentos por realizar; de alternativas diversas en el terreno de juego dispuestas a revolucionar el ya inventadísimo futbol.
Que los resultados no lleguen, se explica de muchas formas: el jugador no entendió las indicaciones; no hay plantel suficiente para ejecutar el plan maestro; la cancha estaba en pésimas condiciones (el equipo rival, que obtuvo la victoria, no tuvo problemas con este gran detalle); el arbitraje influyó; el equipo de enfrente también cuenta y busca su resultado (lo cual es cierto, pero... ¿y?); seguiremos trabajando para que los muchachos entiendan bien la idea, pero denme de 5 a 8 jornadas y los resultados comenzarán a llegar; el problema es que los jugadores no han comprendido del todo lo que estamos buscando.
El entrenador no se equivoca: en rarísimas ocasiones la derrota la explica él mismo como un mal planteamiento, un equivocado sistema o un error de apreciación y ejecución. Normalmente quien reconoce estos errores, es un entrenador exitoso, pero son tan escasos que me da miedo mencionar alguno y que al instante desaparezca.
Trabajo en la semana. Orden táctico. Variantes. El resultado. El ir y venir dentro de la cancha. El jugador que da salida. El que recupera balón y recorre terreno. Son vocablos tan comunes en los directores técnicos, que han perdido todo significado de tanto que se repiten.
Este es el universo abstracto del entrenador. De su lógica surrealista. Si no entendemos esto, todos los periodistas terminaremos con el pelo blanco, al intentar al menos sumergirnos en este mundo tan catedrático de futbol que sólo los versados entrenadores pueden comprender.
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