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Solo y Sin Marca

ALEJANDRO RODRÍGUEZ

El último entrenador en salir de Santos por malos resultados fue Wilson Graneolatti en el 2006, cuando Alejandro Irarragorri aún no era presidente del equipo. Los tres que siguieron: Daniel Guzmán, Sergio Bueno y Rubén Omar Romano terminaron cesados porque no acabaron de entender en dónde estaban dirigiendo. Jamás comprendieron la plaza, que más allá de buenos resultados (que a veces los hay y a veces no) exige más bien congruencia, entrega y estilo. Sin esos tres elementos, por más éxitos que el entrenador tenga, no se va a sostener en el mando.

Los cuatro antes mencionados son ex del Querétaro y ex del Atlante como jugadores en una misma época, en ambos equipos los cuatro dirigidos por Ricardo La Volpe, por eso a esta tetra de entrenadores se les considera lavolpistas.

Daniel Guzmán "salvó" al Santos del descenso, lo hizo superlíder y después fue campeón en el 2008. Cuando comenzó a meterse con la gente, a alinear amigos y a promover el compadrazgo, a pesar de que lo protegía una serie de éxitos anteriores y que no iba realmente mal el Santos en el 2009, la directiva lo cesó, pues su conducta no era afín a los valores que la institución intenta promover.

Sergio Bueno fue despedido después de que Santos fue eliminado ante Morelia en cuartos de final en el Apertura 2009. ¿Cuántos entrenadores tienen asegurada la chamba para el siguiente torneo por el simple hecho de llegar a la liguilla? Pero la desgana, falta de compromiso y total seriedad con que Bueno encaró esa eliminatoria ante los Monarcas, lo dejaron fuera.

Ahora Romano es guillotinado. Por eso es tan importante conocer la historia para no volverla a repetir. Realmente Rubén no deja al equipo con pésimos resultados, pero a la afición le enoja con toda razón que Santos haya sido trapeado en su propia cancha en los últimos tres partidos como local (Pachuca, Tigres, Querétaro); si a eso se le suma su extraña insistencia, como si fuera obsesión, en alinear a Carlos Adrián Morales y a Jonathan Lacerda, provocando gratuitamente ante tales acciones la hostilidad del público; el último subcampeonato ante Monterrey dejó a los laguneros humillados y ofendidos, no fue un logro el segundo lugar, como Romano quiso tomarlo, fue una rotunda y vergonzosa derrota en la que el lagunero jamás se sintió representado por la displicencia y el derrotismo con que se encaró el duelo; además, Romano desobedeció a la directiva y visitó un programa de televisión para encarar a quienes lo critican tanto día a día, demostrando que no le importaba la autoridad que la mesa directiva sí tiene. Por último, cuando un entrenador declara que 30 mil personas están equivocadas y que sólo él conoce la verdad, cuando todos estos elementos se acumulan, es cuestión de horas para que deje su puesto. Alejandro Irarragorri despidió el domingo a Romano, es cierto, pero él solo se ejecuta el "harakiri", que tanto Daniel Guzmán, Sergio Bueno y ahora Romano se han hecho ellos mismos: con actitudes, incongruencias y faltas de respeto a la tribuna y a la institución. Cuando esto pasa, los resultados buenos del pasado son lo de menos.

Aleson2001@hotmail.com

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